Punto y aparte

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Para dejar de arrepentirme por decirte que no
No estoy seguro si me alcanza una vida
Si fue por mí que tú lloraste ese adiós, yo también cargo esa herida

Por más de un año yo contuve la respiración
Por trece meses pensé lo que diría
Y hoy que te vi ya no me sale la voz ni el aire que antes tenía

–Carajo… tenías que preguntar eso… es más ¿cómo sabes que Akutagawa es el padre?

–Estaba adivinando, lo deduje… pero si yo te conté todo mi pasado también quiero conocer el tuyo –dijo burlón

–Tch… fue una ocasión luego de una fiesta de la Port Mafia hace casi cuatro años. Me embriagué sin querer y como tiendo a ser peleonero en ese estado nadie quería llevarme a casa, así que fue Akutagawa quien me llevó, cabe decir que también estaba algo borracho. Sin saberlo justo en ese momento me llegó el celo y…

*Flashback*

–Nakahara-san ya llegamos a su casa –dijo abriendo a la puerta

–Tengo musho shueñoooo –dijo arrastrando las palabras

–Lo acostaré en su cama y me marcharé

Lo llevó al cuarto y lo recostó en el colchón, sin embargo, el pelirrojo atoró su mano en la gabardina del pelinegro sin querer y el otro no sabía como zafarlo. Optó mejor por quitársela y zafar la mano de su superior. Una vez lo hizo, el más bajo la sujetó y tomó una bocanada de aire oliéndola.

–Huele a café ¿Qué desodorante usas Akutagawa? –dijo ya un poco más cuerdo

–Diría que es mi olor natural –olfateó el lugar una vez sus sentidos fueron librados de los efectos del alcohol y notó un aroma agradable en el entorno– aquí huele como a fresas

Se acercó para arrebatarle el saco al mayor y notó que el olor a fresas provenía de su persona. Puso su nariz en su cuello y olfateo. Entonces los dos hombres sintieron un clic. El aroma de Chuuya se intensificó justo en ese momento. Había entrado en celo.

–Nakahara-san ¿Por qué está desprendiendo feromonas?

–Maldición… me llegó el celo… me caga que sea irregular

–Creo que lo mejor será irme… no lo quiero atacar

–Demasiado tarde… –Chuuya atrapó con sus piernas a Akutagawa poniéndosele encima

–¿Qué hace? –dijo asustado

–Te necesito Akutagawa… –empezó a resoplar pues le faltaba el aire– ayúdame a calmar mi celo… necesito un alfa justo en estos momentos

–Pero… usted es mi superior… –sus intentos por salir de ese enredo fueron en vano pues Chuuya se acercó para besarlo. Por supuesto no podía resistirse por mucho tiempo y cayó en la tentación. Ambos comenzaron a desvestirse. Akutagawa quiso preparar a Chuuya pero él ya estaba bastante mojado, esperando ese momento. Lo tenía justo frente suyo, alzando sus piernas y metiendo sus dedos en aquel espacio.

–AHGG Akutagawa!!!

Con ese llamado el menor supo que era el momento. Buscó un condón que sabía que su superior llevaba en la cartera y se lo colocó. Luego de eso comenzó el acto sexual. Sus caderas se movían y el ambiente se volvió muy cálido debido al calor que ambos desprendían. Akutagawa se movía con certeza haciendo que el más bajo gimiera por sus movimientos.

–ahh! Ahh! Akutagawa… ¿es esta tu primera vez? –preguntó algo interesado

–Sí… Nakahara-san

–¿Yo te gusto? –la escena en sí era tan erótica que cualquiera diría que sí

–Por supuesto –respondió mientras seguía penetrando

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