Capítulo 4: Secretos y pideza

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Después de que sonó la última campana, señalando el final de las clases del día, Ashley y Mary caminaron juntas hacia su casa Slytherin. A medida que se acudían a través del camino familiar, Mary no pudo alejerse de la tensa atmósfera que rodeaba a Ashley. Sintiendo su malestar, Mary tocó suavemente el brazo de su prima.

"¿Estás bien, Ashley? Pareces preocupada", preguntó Mary con preocupación atando su voz.

Ashley le dio una sonrisa débil, tratando de enmascarar la agitación que sentía por dentro. "Estoy bien, Mary, solo un poco cansada", respondió, con la esperanza de desviar la atención de Mary de su agitación interior.

Sin embargo, Mary era perspicaz, y sabía cuando Ashley estaba tratando de ocultar algo. Cuando llegaron a la habitación, Mary Ashley dime, ¿Vas a decirles a tus padres que llegaste tarde hoy a tú primer día de clases?"

Ashley dudó por un momento, sus ojos parpadeando de incertidumbre. Sabía que debía decírselo a sus padres, pero el miedo a decepcionarlos se mordió los labios. "No, Mary, por favor, no digas nada", suplicó Ashley, con su voz llena de desesperación. No podía soportar la idea de que sus padres la reprendieran, especialmente después de lo que había sucedido con el profesor Snape ese mismo día.

Mary asintió con comprensión, aunque un toque de preocupación ensombrecedía sus rasgos. Sentir el miedo y la vergüenza en los ojos de Ashley cuando el profesor Snape le levantó la voz durante la clase,
A medida que se separaban, Mary no

podía deshacerse de la sensación de lástima que se le ostaba dentro de ella. Sabía que Ashley tenía cargas que mantenía ocultas a los demás, y que pesaba mucho en su corazón. La imagen de Ashley, tratando de no verse afectada por las duras palabras de Snape, persiguió a Mary mientras se dirige a su cama.

Mientras tanto, en las profundidades de Hogwarts, Severus Snape siguió su oficina sin descanso, sus pensamientos consumidos por la enigmática Ashley Brigit. La forma en que se mantuvo firme tratando de evitar romperse como una frágil muñeca de porcelana a punto de caer al suelo y romperse, lo intrigó y lo molestó en igual medida.

Ashley no sabía que el interés de Snape en ella era más que solo académico, y sus oscuros deseos amenazaban con desentrañar la frágil fachada a la que se aferraba con tanta fuerza.

Un legado oscuro de un deseo prohibido Severus snapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora