capitulo 18

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Júpiter

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A otro día por la tarde el móvil me suena en la bolsa trasera.

—¿Qué paso? —no le había contado a mi amiga mi discusión con Oscar, estaba ocupada con su nuevo mejor amigo Eider y no quise arruinarle eso.

—Ya hable con él.

—¿Cómo lo tomo?

—Pues fue como lo pensé, difícil pero me mantuve en mi postura.

—¿Lloraste?

—Pues sí, ¿qué esperabas?

—Ok, arréglate. Ebba vendrá por nosotras.

—No tengo ánimos de salir Roisin, y menos quiero ve a Lucián ahora.

—Sera tarde de chicas, arréglate.

—¿Segura?

—Que sí, no molestes niña. —Con pesar le obedezco, tal vez una tarde de amigas me sirva en estos momentos.

Pasado un rato Roisin me timbra y no respondo, solo me cuelgo mi bolsa cruzada y salgo de casa. Ella y Ebba están recargadas en su auto último modelo blanco, esperándome.

Me acerco a ellas y les beso las mejillas.

—Díganme que no iremos a beber por favor.

—No amor, ¿Que tal ir al cine?

—Si es de terror no lo quiero. —Habla Roisin mientras nos montamos las 3 en el auto, ellas se van adelante y yo me acomodo en el asiento trasero.

Ebba le sube a la música y comenzamos a cantar y gritar mientras baja el techo de su auto.

Y créeme, yo no me enamoro

Mi único amor es la plata

Y me veo más fashero solo

Seré el capitán de esta bola

En serio, prefiero estar solo

Muchas quieren de mí, pero nah, nah, nah

Pues, mami, toy pa ti noma

Ando pa ti, canciones cantando

Esta fresco y un poco gris el cielo, pero mi blusa tipo camisa me cubre lo suficiente, alzo mis manos y canto con mis amigas, siempre la mejor terapia para el mal de amores será una cita con las chicas.

Llegamos al gran moll, y bajamos del auto, entramos y pasamos entre toda la gente, nos tomamos unas fotos antes de llegar a la sala del cine y observamos la cartelera, después de 20 minutos de conflicto decimos ver una infantil y comparamos los boletos.

Una chica se nos acerca antes de llegar a la caja.

—Chicas si quieren les doy mi boleto, lo compre para la misma función pero no entrare.

—¿Por qué no? —le pregunta Roisin y Ebba y yo la detallamos con curiosidad, es muy bonita.

—Me dejaron plantada así que me iré a casa antes de que se haga más tarde.

—No como crees, ¿Por qué entras con nosotras? —le ofrezco y se lo piensa mientras nos ve a las tres.

—Sí, yo no tengo ningún problema, ¿qué dices? —me secunda Roisin y Ebba extrañamente no habla nada.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora