Capítulo 5 | Pecera pequeña y pantalla rota

8K 1K 765
                                    

Anakin

—De modo que... —comenzó Jonas cuando ambos dejaron atrás la oficina del director Presley después de haber rellenado los formularios—... ¿eso que llevas en las manos es una escalera azul?

—Es «escalar» azul, no «escalera» azul —lo corrigió Anakin, caminando con extremo cuidado para no hacer movimientos que perturbaran la tranquilidad del pez dentro de la pequeña pecera.

—¿Y el director Presley te lo dio a cambio de que aceptaras ser mi tutor?

—Sí.

—Bueno, supongo que tiene sentido pero... ¿por qué un pez?

Anakin se encogió de hombros.

—El director Presley sabe que me gustan los peces.

—Ya. —Jonas se rascó la nuca—. ¿Y qué piensas hacer con él?

—Lo pondré en la pecera que tengo en mi habitación.

—¿Tienes una pecera en tu habitación?

—Sí —respondió Anakin, deteniéndose a mitad del pasillo—. ¿Quieres verla? —preguntó, aunque no esperó una respuesta. Le tendió la pecera cuadrada a Jonas, que parpadeó desconcertado—. Sostén esto —dijo, obligándolo a tomarla para poder sacarse el teléfono del bolsillo—. Aquí, mira.

Lo que le mostró fue una serie de fotografías que él mismo había hecho de su pecera en las que se podía apreciar con muchísima claridad la inmensa pecera que ocupaba gran parte de su habitación.

—Joder, es la pecera más grande que he visto en mi vida —confesó. Su comentario hizo que las mejillas de Anakin se estiraran en una sonrisa apenas perceptible. A su lado, Jonas lo miró fijamente sin parpadear—. Es.... —balbuceó, incapaz de apartar la mirada de sus labios—... muy hermoso.

Anakin se guardó el teléfono en el bolsillo para recuperar su escalar azul.

—Gracias.

Jonas caminó junto a él un rato más, avanzando despacio por el pasillo vacío para ir a su ritmo.

—Entonces, ¿cuándo nos vamos a ver? —preguntó—. El entrenador Anderson me dio sólo tres meses para mejorar mis notas. Dime la verdad, ¿crees que es posible que mejore en ese tiempo?

Anakin se detuvo frente a su casillero para agarrar su mochila.

—Primero necesito hacerte una prueba para darme una idea de qué tan mal está tu coeficiente intelectual —respondió—. ¿Te parece bien que nos reunamos mañana una vez que terminen las clases?

—Sí, cuanto antes mejor.

—Bien. En ese caso, te veo mañana.

—¿Dónde? —preguntó Jonas, apoyándose en el casillero contiguo con los brazos cruzados a la altura del pecho—. Tenemos que reunirnos en un sitio al que no vayan muchas personas.

—¿Por qué? —preguntó Anakin.

—Porque no quiero que me vean contigo.

—Hmm.

Jonas se acercó un poco más a él.

—¿Qué pasa?

—Me parece que estás olvidando un pequeño detalle.

—¿Ah, sí? —Jonas se acercó todavía más—. ¿Y qué pequeño detalle estoy olvidando?

—Soy gay.

Jonas lo miró sin entender.

—Si te acercas demasiado a mí, te contagiaré.

Y, con esas sencillas palabras, Jonas se apartó bruscamente de él. Su exagerada reacción complació placenteramente a Anakin, cuya sonrisa se profundizó al casi verlo dar un traspié.

Beautiful Symphony ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora