𝐈𝐕 || 𝓜𝓮𝓮𝓽 𝓽𝓱𝓮 𝓼𝓮𝓻𝓫𝓼

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—Nikola, ¿Estás seguro de que conocer a tus padres es una buena idea? Creo que no les agrado —le dijiste a tu marido recién casado, Nikola.

—Sí, estoy seguro. A mi madre y a mi padre les encantará el hecho de que finalmente me haya casado —dijo Nikola, alejándose de la ventana del avión.

Volabas desde Missouri a Kanjiža, Serbia. Los padres de Nikola vivían ahi, estabas preocupada por el hecho de que no hablabas serbio y Nikola dijo que su madre no sabía leer y no hablaba nada de inglés.

—Si tú lo dices, confío en ti —dijiste medio dormida apoyándote en su hombro.

—Te amo —dijo él besando tu frente.

Dormiste un rato hasta que Nikola te despertó porque el avión aterrizaría pronto y así lo hizo, el avión aterrizó y ustedes dos bajaron. Estabas un poco asustada, Serbia no se parecía en nada a las colinas de maíz de Missouri que conocías tan bien y amabas.

Era Navidad en Serbia y hacía mucho frío, había carteles en serbio por todas partes que no se podían entender.

Nikola pidió un taxi y el conductor los llevó a la casa de sus padres. La tensión y la ansiedad se te acumularon en el estómago. Esperabas que no te refutaran porque eras extranjera o porque pensaban que no eras lo suficientemente buena para su hijo.

Muy pronto llegaste a la pequeña casa. Estaba hecha de ladrillos viejos y tenía un techo de color carbón. Era mucho más pequeño de lo que esperabas, así que cuando Nikola recogió tus maletas te sentiste congelada, como si el mundo estuviera sobre tus hombros.

—¿Estás lista, ______? Prometo que les agradarás —dijo Nikola, tomando tu mano.

—Sí. Sólo estoy nerviosa, supongo —respondiste, caminando hacia la puerta con él.

Nikola llamó a la puerta y se abrió para aparecer una anciana con largo cabello negro descolorido, ojos oscuros y un vestido blanco aún más viejo.

—О Никола, недостајао си ми! А ово ти је жена!? (¡Oh Nikola, te he extrañado! ¡¿Y esta es tu esposa?! —preguntó la mujer felizmente.

—Sí madre, ella es ______ —dijo Nikola, interviniendo y dándole un abrazo a su madre.

Al fondo se veía a un hombre alto, de ojos oscuros y piernas largas, de quien sólo se podía adivinar que era el padre de Nikola, Milutin, el sacerdote ortodoxo serbio. Él te había dicho que era un hombre estricto pero cariñoso.

Él se acercó a ti, pudiste notar que era mucho más alto que tú.

—¿Eres ______, la esposa de mi hijo? —cuestionó con un acento muy fuerte.

—Sí, señor —respondiste.

—Me alegro mucho de que haya decidido casarse con una mujer como tú —dijo mientras te abrazaba fuerte.

—Lo has hecho bien, Nikola —dijo Milutin, abrazando a su hijo.

La madre de Nikola, Georgina, se acercó, te abrazó también y te puso las manos en la cara para luego decir algo en serbio.

Después de un tiempo, te sentías como en casa, como si realmente les agradaras, y así era.

𝐍𝐢𝐤𝐨𝐥𝐚 𝐓𝐞𝐬𝐥𝐚 ||𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora