REGLA 4°. SE PUEDE ESPECIFICAR LA CAUSA DE MUERTE DENTRO DE LOS 40 SEGUNDOS.

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Nobu caminaba hacia la escuela como un día normal en su aburrida y patética vida normal. A su lado iban sus amigos, como siempre se le unían mientras salía de la manzana donde vivía y comenzaban el día con una infinidad de comentarios estúpidos a los que la rubia no solía prestar atención. Pasaron la estación de trenes y subieron al autobús. Uke y Uma aún relataban payasadas, sin notar que su amiga los ignoraba mirando por la ventana; la libreta la hacía pensar aún más que lo que antes lo hacía. Ahora que tenía un poder así en sus manos, supo que no podía tomarse las cosas a la ligera por más tiempo.

Al llegar al colegio, la rubia caminó hasta su clase como si nada hubiese cambiado. Miró a la misma ventana a la que miraba todos los días cada que estaba en clase; escuchando sin escuchar en serio. Su profesora la miró con un poco de desdén, aunque ya estaba acostumbrada a que la joven la "ignorara", sin embargo aquella lección era esencial para pasar el examen de lengua por lo que llamó la atención de la rubia. ─Señorita Amane, ¿podría traducir las siguientes líneas de su libro?

─¿Hmm? ─la rubia miró su libro, sin poder hallar la línea en la que estaban ubicados. Resignada, miró a la profesora con un gesto aburrido. ─No se en qué línea vamos profesora -su maestra suspiró y le indicó la línea, a lo que la muchacha asintió y se levantó, pronunciando con un poco de costo la traducción de las líneas señaladas por la profesora. Ésta la reprendió por su falta de atención y luego continuó la clase. Tan fácil sería matarla... aquél pensamiento la hizo asustarse de sí mismo. ¿Cómo podía pensar algo así? ella no era una asesina. No podía simplemente matar a todo aquel que la fastidiara. Sacudió la cabeza e intentó concentrarse en seguir contando las nubes que veía pasar; sin embargo, después de haber pensado aquello ya no pudo concentrarse ni siquiera en la clase. El timbre sonó, indicando la salida del aula por lo que la rubia recogió sus cosas y comenzó a caminar por inercia, sin poder apartar la libreta de su mente. Cuando estaba cerca de los baños, escuchó una voz a su espalda que la obligó a contener un grito. ─Pero que cosa tan aburrida, no se cómo los humanos soportan algo así ─la muchacha casi muere del susto, y al girarse para ver a Tatsu a los ojos lo encuentra sentado como indio y de cabeza en el aire. ─¿Qué rayos estás haciendo Tatsu?

El shinigami la miró sin cambiar su gesto. ─Estoy aburrido, ¿ya terminaron tus clases? ─la rubia negó con la cabeza. Tatsu parecía a punto de hacer una mueca de reproche hasta que Nobu suspiró. ─Igual me iré a casa, estoy demasiado aburrida. Me reportaré enferma ─el shinigami pareció alegre de escuchar aquello ya que se enderezó y voló por encima de la muchacha con esa macabra sonrisa en su rostro. Nobu comenzó a alejarse del colegio para ir a casa; sin embargo, alguien tocó su hombro y la obligó a darse la vuelta. Una muchacha de su mismo grado, arreglada, maquillada la miraba con burla, junto a su jauría de perras plásticas. No puede ser, pensé que ya se había cambiado de escuela. La chica castaña se le quedó viendo mientras sonreía. ─Vaya, la rara Amane. Pensamos que ya te habías ahogado en un arrecife ─declaró la castaña riéndose, siendo coreada por las demás detrás de ella. Nobu rodó los ojos. ─Muy graciosa Sakura, pero no puedes ahogarte en un arrecife. Se le llama océano, deberías leer más libros y ver menos televisión.

La castaña exclamó un "Ja" mientras se ponía las manos en la cintura. ─Como siempre de cerebrito, mamá dice que los que leen libros es porque no tienen dinero para ir a ver películas al cine. Y yo le creo, ¿verdad chicas? ─sonrió triunfante. Nobu se detuvo un segundo para girar su cara y verla a los ojos. ─Por si no lo sabes un libro es más caro que cualquier estúpida película del cine, y no me importa lo que crean tu, tus estúpidas amigas o tu estúpida madre ─Nobu estaba por irse, cuando la castaña la tomó del cabello y la arrojó al suelo. Nobu la empujó con los pies y salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitieron. Se dio cuenta de que la jauría de plásticas la seguía. Corrió hacia el lugar más cercano que encontró; el baño de chicos. Se encerró dentro y sin pensarlo sacó la libreta. Una sonrisa tétrica se dibujó en su joven rostro y su mano se movió sola para escribir el nombre completo de Sakura. Miró su reloj al tiempo que oía a las plásticas tocar insistentemente la puerta. Pasados 40 segundos, se escucharon gritos y dejaron de tocar. Para asegurarse, Nobu esperó un rato más. Cuando no oyó nada, abrió la puerta. Afuera, yacía el cuerpo inerte de Sakura, envuelto en salpicaduras de sangre con la cabeza aplastada por un enorme tabique que había caído de la azotea que estaba en construcción. Las perras se habían ido. Nobu miró la libreta y a Sakura consecutivamente, con horror reflejado en los ojos.

─¿Qué... acabo de hacer?

Tatsu apareció de la nada, sonriendo con esos ojos rojos y vacíos. Extendió el dedo índice, señalando la Death Note. ─Es el poder de la libreta. Si no la tiene un shinigami, esta ofrece a su dueño una extraña sed por escribir en ella. Y tu estás empezando a sufrir esta influencia; pronto no podrás controlar las ganas de escribir. Sabes que quieres hacerlo, Nobu. Si no, ya me la habrías devuelto.


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⏰ Última actualización: Jul 22, 2015 ⏰

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