¡El reto de Treinta Días de OTP!
❝ Sin duda ellos eran la mezcla
más extraña de toda Brawltopia ❞
La lista de días y aclaraciones
se encuentran dentro del libro.
No hay portada por el momento.
Queda prohibida la copia, o
adaptación de este Fanfic...
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(Aclaración: "*" = Inicio/Final de Flashbacks)
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Cuando llegó a su vivienda principal, la mansión, Kit se lanzó a su cama lo más rápido que pudo, al cubrir su cara entre sus almohadas, soltó un quejido que hizo eco que sonó en todo el segundo piso.
No había tenido el mejor día en el estudio de grabación.
El aspecto positivo es que podía desahogarse de esa manera sin importar formar un escándalo, sus guardias de seguridad lo conocían lo suficiente para saber que solo se encontraba de mal humor.
Los comentarios de Mico, aquel sujeto con el ego por el cielo, hacían eco en su cabeza, como un martillo, buscando romper su confianza; para luego regar sus inseguridades.
*
Kit fue a la máquina de agua a servirse un vaso, sentía la garganta seca luego de aquella audición, no porque tuviera que decir muchas líneas, sino por la típica ansiedad que le generaba estar delante del director de Casting.
En su opinión le había ido bien, también consideraba que el hecho de ser una cara conocida en la industria, le daba más probabilidades de conseguir el papel, así que podía estar tranquilo por ahora.
O eso pensaba hasta que vio a cierto mono acercarse a él.
—Solo puedo decir, ¿En serio? ¿Eso es digno de una estrella de Brawlywood? Solo mírate, ¿Cuántos años llevas sin ser relevante?
«Solo ignóralo, solo ignóralo» Pensó el felino, mirando hacia un lado mientras tomaba agua.
—Tienes suerte que la gente ve un "encanto" en ti, si no ya estarías en la calle como un don nadie.
Kit echó sus orejas hacia atrás de manera inconsciente y chasqueó, sin embargo, no le dedicó ni un segundo de su mirada, él podía jugar el mismo juego, conocía sus puntos débiles.
Sabía que el sujeto anhelaba ser un reconocido director, pero no era nada más que un técnico de sonido que no solían tomar en serio.
Kit no veía a las personas superiores a otras por su trabajo o riquezas, las cosas materiales no determinaban el valor de la gente, pero oh, como le dolería a Mico si usaran esa carta en su contra, ya que tenía una idea de la clase de valores que tenía:
Vacíos, como sus palabras.
A pesar de eso, tenía emociones encontradas, no podía negar que estaba tocando una fibra sensible de su ser, sentía desde lo más recóndito de su mente, que quizás tenía razón.
Ese era uno de los motivos que lo detenía de decir alguna idiotez, asimismo si devolvía alguna provocación, no se vería nada bonito para los trabajadores del estudio, sin importar el argumento.
