¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aurora apenas cumplió los esperados dieciocho fue obligada a contraer matrimonio con el rey de Jerusalén. Aunque, desde pequeños son amigos el rey Balduino alejo a todo ser querido cuando le diagnosticaron lepra encerrando sus sentimientos bajo la máscara de hierro
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El día de la boda
Los ojos se la hermosa Aurora no expresaban felicidad ni tristesa, era un sentimiento de confusión al ver que ni un mes de ser mayor de edad ya estaba siendo obligada a casarse y tener un papel demasiado importante en Jerusalén. Sus pensamientos eran tantos pero el que más abundaba era el por que el rey se avia alejado de ella hace años.
Cuando tenían ocho años sus padres los presentaron con la idea de juntar a sus primogénitos pero estaban tan pequeños e inocentes que no entendían nada y siempremente eran amigos, pasaban horas en el patio del reino jugando pero unos años después le dieron la noticia a Aurora que el principe era leproso y desde ahí Balduino se alejo de ella y cada vez que hablaban el rey soltaba su agresividad.
— Mi vida, cambia esa cara... - le rogó su madre, dolida por ver a su hija en ese estado.
— Que abre echo para merecer ese trato de el hacia mi...
— No has echo nada mi Aurora, entiende que el rey tiene una enfermedad que lo consume poco a poco
— Pero yo no lo he contagiado! No es mi culpa que el sea un leproso! - Aurora alzó su voz con enfando.
— Ya es hora... - la voz de su rey detrás de ella la hizo pegar un brinco del asombro, supo que el avia escuchado todo y se puso ligeramente roja.
Ahora si merezco su mal trato. Pensó la castaña muriéndose de pena por dentro.
Aurora y Balduino se colocaron al frente de la gran puesta de la Iglesia, por su enfermedad el no podía tomarla del brazo así que siemplemente caminaron hasta el altar separados.
