¡Actualidad: Primera parte!

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[Para recordarles: Desde aquí se lee con Taboo de Don Omar, de fondo]

Jungkook, 25 años.


"Llorando estará recordando el amor que un dia no supo cuidar..."


─¡Menéalo, Davi!─Silbe desde mi asiento, mientras aplaudía.

─¡Viva Brasilia, Bahia azul! ─Grito Davi en respuesta, manteniendo el meneo de caderas.

Con apenas seis años y ya era todo un bailarín profesional, era hijo de mi madre después de todo. Davi tomo la cintura de la menina y reinicio el meneo.

─Davi le quiere dar mole a la hija de la vecina─Anuncio Zeca, como si recién se hubiera dado cuenta.

No pude evitar reir cuando mi madre nos miro horrorizada. Podía adivinar lo que esa cabeza suya estaría imaginando, su imaginación siempre fue demaciado activa para su propio bienestar.

─Para de zuar con eso, Zeca─Madre nos miró furiosa─No con mi bebé.

─Ey, mamã, no era yo tu bebé─ Replique.

Madre me sonrió y me guiño un ojo─Siempre lo seras, cariño.

Puse las manos en el pecho y dejé escapar una risa exagerada. ─Oh, madre, directo al corazón─ bromeé, con una sonrisa traviesa bailando en mis labios.

Ella me lanzó agua de la botella que llevaba en la mano, riendo mientras se dirigía al interior de la casa. Zeca la siguió, suplicando su perdón. Se habían juntado dos meses después de ese maldito dia.

Mientras todo mi mundo se desmoronaba, mi madre encontró un nuevo amor, y por eso estaba agradecido con Zeca. Pero en lo más profundo de mi ser, ardía una oscuridad que amenazaba con consumirlo todo. ¿Cómo podía ella encontrar la felicidad cuando yo estaba ahogándome en un mar de amargura y desesperación?, quemándome en lo que se convirtió en mi infierno personal.

Aunque mi corazón se había vuelto de piedra, deseaba que el de mi madre floreciera. Deseaba que ella encontrara la redención que yo nunca podría alcanzar. Pero en el fondo, había un grito de furia, de resentimiento hacia la injusticia del universo, hacia la crueldad de aquel que me dejó atrás.

Mientras observaba su figura desaparecer en la casa, una sombra se extendió sobre mi alma. Una sombra que amenazaba con devorarme por completo, dejando solo ruinas y cenizas a su paso. Y en medio de la oscuridad, solo había un nombre que resonaba con un eco de dolor y traición: Kim Taehyung.

Habían pasado ocho malditos años. Ocho años en los que no tuvo las agallas para darme una jodida explicación. Ocho años desde que se largó, dejándome como un puto perro callejero. Ya no quedaba nada del chico tonto que solía ser. Crecí, maduré, y con eso, mi resentimiento creció.

Ese resentimiento fue mi combustible para llegar a donde estoy ahora. Lo odiaba, lo odiaba con toda mi alma. Anhelaba el momento de tenerlo frente a mí y hacerle pagar con la misma moneda. Ojo por ojo, dolor por dolor. Ese era el Jungkook de ahora, no más el imbécil sirviente, sino el rey de las favelas.

Cada día, cada maldito día, me levantaba con su recuerdo clavado en mi pecho. Me alimentaba de esa ira, de esa sed de venganza. No había espacio para el perdón en mi mundo. Solo había lugar para el poder, para la justicia que yo mismo imponía.

LAMBADA [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora