¡Extra: segunda parte!

239 22 5
                                    

Jungkook.


—¿Nervioso? —preguntó Zeca, sus ojos oscuros clavándose en los míos mientras ajustaba los puños de su camisa

Negué con la cabeza, esbozando una sonrisa que era todo menos calmada. La verdad era que los nervios ni siquiera habían cruzado mi mente. ¿Cómo podría estar nervioso cuando estaba extasiado, encendido hasta el punto de sentir cada fibra de mi ser vibrando con anticipación? Demonios, no tenía ni un rastro de ansiedad; lo único que sentía era una excitación tan cruda y poderosa que me hacía difícil mantenerme quieto.

Solo de imaginar a Taehyung caminando hacia mí, recorriendo ese pasillo improvisado que mi madre había planeado con tanto esmero, sentía que mi control se desmoronaba. La idea de verlo acercarse, vestido de blanco, con ese brillo de felicidad en sus ojos... Hacía que mi corazón latiera con una fuerza que me sorprendía. Estaba completamente duro con solo pensar en él, mi cuerpo reaccionando a la idea de tenerlo nuevamente en mis brazos.

No había dormido con él desde la noche anterior, todo por esa maldita tradición de que los novios no deben verse antes de la boda. Siendo sincero, esas tonterías me importaban un carajo, pero lo había respetado por él, por nosotros. Sin embargo, el resultado había sido una tortura. Mi cuerpo lo necesitaba tanto que cada minuto lejos de él se sentía como una eternidad. Mis bolas estaban pesadas, llenas de una tensión que solo él podía aliviar.

A pesar de todo, no pude resistir. Rompí la tradición y me colé en su habitación por un par de minutos, solo para verlo, para recordar que era real y no un sueño. Pero en lugar de saciarme, solo había avivado el fuego dentro de mí, un fuego que no se extinguiría hasta que lo tuviera otra vez entre mis brazos. No podía tenerlo fuera de mi vista, no después de los ocho malditos años en los que su bastardo de padre lo mantuvo alejado de mí.

Hoy, finalmente, sería mío de una vez por todas. Había esperado tanto por este momento que cada segundo parecía alargarse, como si el universo mismo quisiera hacerme sufrir un poco más antes de concederme lo que más deseaba. Pero sabía que cuando lo viera caminar hacia mí, cuando sus ojos se encontraran con los míos, entendería que todos esos años de sufrimiento habían valido la pena, que cada lágrima, cada noche en vela, cada maldito segundo de distancia, había sido un tributo al destino que nos unía.

—¡Ya viene el novio! ¡Ya viene el novio! —chillaron un par de mujeres sentadas en la última fila de sillas que se habían dispuesto para la ceremonia.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar esas palabras. Taehyung había pedido algo sencillo, sin lujos ni excesos, y le había dado exactamente eso. Sabía que había pasado gran parte de su vida rodeado de opulencia, prisionero de las expectativas y las apariencias. Este momento, en cambio, sería íntimo, puro, una declaración de amor que no necesitaba más adornos que nuestra presencia y el latido sincronizado de nuestros corazones.

La marcha nupcial resonó en el aire, y una oleada de anticipación me recorrió, como un fuego encendido en mi pecho que se extendía hasta la punta de mis dedos. No era nerviosismo, sino algo más oscuro, más profundo: una expectativa ferviente que me hacía sentir vivo, tan vivo como nunca antes lo había estado.

—Allí viene, —murmuró Zeca a mi lado, su voz apenas un eco en mi mente mientras levantaba la mirada.

Y entonces lo vi.

Mi mundo se detuvo, y todo a mi alrededor se desvaneció. Taehyung caminaba hacia mí, tan perfecto, tan deslumbrante, que parecía más un sueño que una realidad. Su vestido blanco se ceñía a su cuerpo de manera delicada, con un escote asimétrico que dejaba al descubierto uno de sus hombros, exponiendo la piel suave y tentadora que había tocado tantas veces, pero que en ese momento parecía más inalcanzable que nunca. Cada paso que daba hacia mí era una promesa, un recordatorio de que estaba caminando hacia su destino, hacia mí, y no podía apartar la vista de él.

LAMBADA [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora