Especial

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Narradora

Era de mañana.

La luz se alzaba entre las ventanas abiertas de la habitación.

Y ahí estaban.

Un alfa y omega abrazados como amantes escondidos. Ambos tan acurrucados que si los conocieron creerían que eran una pareja.

Que quedaría si la luz despertó al mayor de ellos. Adam solo podia mirar a aquel cervatillo en su regazo con admiración.

Tan hermoso con una estrella lejana. Decía su voz dentro del mismo.

No resistió más y en un impulso beso su frente.
Suavemente quito su brazo en la cabeza del contrario, se levantó de la cama, se cambió de prendas, miró por un tiempo más al locutor y cerró la puerta tan despacio que el contrario no lograría despertarse por aquel ruido.

Tal vez debería dejarlos dormir un rato más y luego despertarlos. Y eso hizo, pero con distinguida forma de personalidad.

Primeramente fue a la habitación de una de sus pequeñas. Era obvio que ella sería su primera víctima.

¡Levántese! hablo el humano chancando una olla con una cuchara para que suene. Al final de cuentas fue recibido por una almohada que le lanzó Emily por no dejarla dormir.

Solo pudo reírse por la suavidad del golpe.

Gave error.

La menor le termino lanzando el despertador por su burla.

¿Y quien lo termina curando? Correcto Alastor.

El mismo todavía agachaba su cabeza en son de sueño y bajaba su cabeza por el ruido, que aunque fuera bajo, el lo había logrado escuchar.

No lo pensó mucho y fue al lugar de los ruidos y sus siete sentidos se hicieron presentes. Emily llorando en el piso y un Adán muerto como sariguella con una olla al lado y una cuchara en su mano, y para variar el despertador en el piso.

Al parecer sería un gran día.

¿Lo mate? Le pregunto la menor al locutor cuando lo vio en la puerta.

-No querida, solo anda de actor para ser la víctima de esto -hablo mirando al piso donde estaba el cuerpo inerte del alfa-

Al final.

El omega y la beta se fueron a la cocina para hacer el desayuno. Alastor ya muy bien sabia que en algún momento iba a venir al no haber logrado su cometido.

Y nunca fallaba en ello.

Adam se paro mirando a todos lados, lo habían dejado solo en aquel cuarto. Se sobo el golpe que empezaba a notarse, y fue a la sala con un puchero.
El locutor ya lo esperaba con el botiquín en mano para curarlo.

Emily le dio su desayuno y el contrario lo agarro para consumirlo, indignado pero lo comió.

Y los demás se rieron de las niñerías del primer humano.

Ya era algo común en esa rara y bonita familia. Eran bastantes veces que las actuaciones de Adam no le salían.

Tal vez una vez. Que si recibió el sartenazo de rapunzel de parte de Alastor por haberlo asustado.
Ahora lo pensaba dos veces antes de gastarle una broma al ciervo.

Termino de desayunar. Los tres platicaron por unos instantes mientras buscaban se alistaban para salir. No era algo común pero aún que fuera incierto había un tiempo, un día tan especial que se celebraba el día de la madre.
Una frecha que la reina del inframundo creo para todas las pecadoras y pecadores que hicieron un gran labor en vida pero por alguna razón estaban en ese lugar.

Y aun cuando sabian que ellos no deberían estar en ese lugar no podían hacer nada. Si el mismo cielo se negaba a hacer entrar a pecadores.

O al menos esa era la arcángel Sera a espaldas del señor.

Y en cuanto abrieron la puerta ya estaban los del hotel y sus cachorras con regalos por ese día. Charlie fue abrazarlo primero siendo empujada por la cíclope para ser la primera. Pero al final la ocupo la dulce ángel.

Al final si tuvieron su abrazo.

Ahora todos irían a comer a un lugar especial. Claramente sin Lucifer, ya que el día anterior Huks lo amenazó con una botella rota si se atrevía a arruinar el día.

Claramente la princesa lo detuvo antes de que lo apuñala, pero ese tema ya era personal.

Pero por este solo este día. Alastor llavaba un lindo collar con una foto de su madre adentro. Tal vez todavía no podría verla pero quería disfrutar esos momentos con ella.

Feliz día de la madre a ti también. Mamá...

¿Confusión Y Dolor? Ay Por FavorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora