¿Confusión Y Dolor? Ay Por Favor

3•Cobardia

Narradora

Si no supiera que en verdad lo amas, creería que si tengo oportunidad Pronuncio el humano para si mismo en sus adentros, intentando no acercarse más de lo que se le permitía. Esperando que ese cervatillo lo mirara con otros ojos.

Y tal vez si ocurrió, pero nunca tendría el valor de mostrar sus suspiros a su persona.

-Alastor... -el mencionando volteo- ¿aceptarías mis besos incluso si no me los has pedido? -pregunto desdichado, adelantando su rechazo-

No obtuvo respuesta.

Por lo menos no en palabras, sentía como sus sentidos lo abandonaban, como esperaba que en realidad lo que pregunto fuera en voz baja.
Pero era todo lo contario, el locutor no podía responderle, sus mejillas rosadas y la orejas bajas eran su respuesta.

¿Debería besarlo? ¿O rechazar su propuesta? ¿Debería seguir a su lado? ¿O debería alejarme para no terminar dañado?

Mil preguntas sin respuestas llenaban su mente. Tal vez en realidad el cobarde entres ellos dos era el; como pudo se paro de la cama, dio unos pasos lentos y silenciosos, mientras se fijaba en como el alfa mantenía la cabeza.
Su mano llego a su mejilla, levantó su rostro y lo acercó más a el.

Puso una de sus manos en su cadera y la otra que tocara su pecho, dirigiéndose a su corazón. Aquel que latía cada vez más rápido por el toque extraño que el mismo había provocado.

Y en un simple parpadeo... lo beso.

Lo beso, una y otra vez, sintiendo como su cintura era enrollada por los brazos del humano, como era cargado y sentado en uno de los muebles quedando con la espalda a la pared. Como sus brazos se quedaron enrolladas en el cuello del más alto y como su piernas hicieron lo mismo en las caderas del mayor.

Estaban en su mundo, uno lleno de palabras lindas, besos y caricias, que inclusive lo hacían fascinar sobre un futuro en pareja.

Adam... ¿Por qué? Pregunto luego de que el contrario se alejara de sus labios para tomar aire.

Adam solo pudo reír pata darle un beso en la mejilla. Un sutil y tierno beso en su mejilla, donde el solo pudo cerrar lo ojos sintiéndose consentido por su alfa.

Pero cuando los abrió...

Solo pudo ver como nadie estaba hechado a su lado, y el humano estaba en la pateadera con solamente los codos en la cama como en un inicio.

¿Acaso podía volverse peor? Un simple sueño, que se repetia noche tras noche, que lo atormentaba cuando el sol se escondía. ¿Por que hasta en sus sueños era feliz?

No pensó muy bien; despertó a Adam.

-¿Qué pasó querido? ¿Qué haces despierto a esta hora? -pregunto aún somnoliento-

-Otra vez ese sueño.... -respondió bajando sus orejas e intentando no cruzar miradas-

El contrario no dijo nada, se dispuso a subir a la cama y abrazarlo hasta que el omega se acomodarse en su pecho. Tal vez no era etico que un alfa y un omega estuvieran juntos de esa manera si no tenían un lazo, pero... Era el infierno, en ese lugar la moral está por los suelos.

-¿Me vas a decir por fin que soñaste? -pregunto-

Siempre era lo mismo, pero el cervatillo se quedaba callado y se dormía a su lado.

-Todavía no -refunfuño, mirandose y moviendo su orejas en negación-

No le respondió, le dio un beso en su frente, le dijo buenas noches, aunque claramente era de madrugada y cerró sus ojos esperando a que Emily llegara con una sartén a despertarlos como karma de ma última vez. Podía ser una ex-arcangel, un pan de Dios esa pequeña, pero era buen vengativa, hermosa un ternura, pero vengativa.

Hasta el mismo demonio de la Radio, se sorprendía de lo que podía llegar a hacer cuando la hacían enojar.

A el si lo respetaban pero al primer humano no, y le daba gracia, su linda cachorra aunque no fuera de sangre tenía su persuasiva personalidad de devolver el doble de daño que te hizo el contario. Y si que le sirvió en vida, y cuando por fin volvió al mundo de los vivos le dio dos tiros a cada uno de los depredadores que lo cazaron era noche.

Malditos rufianes, no respetan ni el toque de queda.