Luego de quedar en "buenos términos" con Jake, Tom apenas volvió a casa decidió ignorar por completo a Jake, rompiendo aquella promesa vaga que le dijo.
Vi que les gustó la versión de Jake así que me apure a sacar la de Tom porque ya la tenia plane...
El décimo mes llegó con una sensación de rutina para Tom. Se levantó temprano, se alistó para el trabajo y salió junto a Tatsu en la patrulla. Aunque las heridas causadas por la ausencia de Jake aún estaban presentes, Tom creía haber aprendido a controlarlas, al menos en apariencia.
Mientras conducían por las calles, Tom y Tatsu conversaban sobre trivialidades, tratando de mantener la normalidad en medio del silencio incómodo que a menudo los rodeaba. De repente, Tatsu sonrió al ver su celular.
"¿Qué pasa?" preguntó Tom con curiosidad, aunque su corazón latía un poco más rápido de lo normal.
"Hoy es el cumpleaños de Jake", dijo Tatsu sin pensar demasiado en la reacción de Tom. "Subió una foto celebrando."
Tom sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras. "Bueno, dije que ya no me importaba", respondió, tratando de sonar indiferente.
Tatsu lo miró con comprensión. "Claro, pero obviamente todavía le importas", dijo con una sonrisa forzada.
De vuelta en casa después de su turno, Tom se encontró solo en su apartamento. Se dejó caer en el sofá y sacó su teléfono, sintiendo una extraña necesidad de saber más sobre lo que había mencionado Tatsu. Después de navegar por las redes sociales, se encontró mirando los mensajes que había desactivado de Jake. Y ahí estaba, un mensaje perdido de Jake que había llegado ayer por la tarde.
"Tom, sé que no hemos hablado, pero quería saber si podríamos vernos mañana. Es mi cumpleaños y Miriam está planeando algo para mí. Solo quería saber si estarías dispuesto a venir. No te preocupes, solo sería como amigos. Espero tu respuesta, si es que me respondes."
Tom leyó el mensaje una y otra vez, sintiendo un torbellino de emociones dentro de él. Las lágrimas comenzaron a empañar sus ojos mientras luchaba por contener el dolor y la tristeza que lo invadían.
"No sabes cuánto te extraño", murmuró Tom para sí mismo, incapaz de expresar sus sentimientos en voz alta.
Aunque su corazón anhelaba una reconciliación, Tom sabía que no podía permitirse volver a abrir viejas heridas. Se secó las lágrimas con rabia y guardó su teléfono. Decidió ignorar el mensaje de Jake, como había estado haciendo durante meses.
Los días pasaron lentamente después del descubrimiento del mensaje de Jake. Tom se aferró a su rutina diaria con renovada determinación, pero la sombra de ese mensaje perdido continuaba persiguiéndolo en cada momento de silencio.
Una noche, mientras estaba solo en su apartamento, Tom miró fijamente su teléfono. La tentación de responder a Jake, de abrir una línea de comunicación que había sido cortada abruptamente, era abrumadora. Pero la herida seguía demasiado fresca, demasiado dolorosa.
Tatsu, preocupada por su amigo, lo llamó una tarde después de su turno. "¿Cómo estás, Tom?"
Tom suspiró al otro lado de la línea. "Estoy bien, Tatsu. Solo... tratando de seguir adelante."
"Todavía piensas en él, ¿verdad?" preguntó Tatsu con cuidado.
Tom permaneció en silencio por un momento antes de responder. "Sí. No puedo evitarlo."
"Tómate tu tiempo", dijo Tatsu con comprensión. "Pero recuerda, no estás solo."
Después de la llamada, Tom se encontró mirando nuevamente la foto de Jake en su teléfono. "Feliz cumpleaños", murmuró en voz baja, sabiendo que sus palabras nunca llegarían a su destinatario.
La noche cayó sobre la ciudad, envolviendo a Tom en un manto de melancolía y nostalgia. Aunque quería desesperadamente hablar con Jake, sabía que no podía permitirse abrir esa puerta de nuevo. Se aferró a la esperanza de que con el tiempo, las cicatrices sanarían y el dolor se desvanecería, aunque en ese momento, parecía una promesa vacía en medio de un mar de recuerdos rotos.
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Llamen a el anexo no es normal que lloré por algo que yo misma escribí
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