Tom había perdido la noción del tiempo. Las luces de la ciudad comenzaban a brillar a través de la ventana, pero él no apartaba la vista del teléfono, como si su vida dependiera de una notificación que no llegaba. Cada segundo que pasaba, el peso del silencio se volvía insoportable.De pronto, el sonido del intercomunicador rompió la quietud de su departamento. Era Tatsu.
—¿Tom? —preguntó al otro lado del altavoz—. ¿Estás en casa? Te llamé hace un rato, pero no contestaste.
Tom dudó unos segundos antes de responder. No quería que nadie lo viera en este estado, pero Tatsu conocía todos sus gestos, todas sus excusas. No podría esconderle nada.
—Sí, sube —dijo finalmente, sin fuerzas para mentir.
Minutos después, Tatsu entraba en su departamento. Se quitó el abrigo y lo colgó en una silla, su mirada aguda analizándolo de inmediato.
—¿Qué pasa? —preguntó directamente, cruzándose de brazos—. Estás peor que de costumbre.
Tom esbozó una sonrisa triste, pero no respondió. Su amiga se acercó y se dejó caer en el sofá, mirándolo con esa mezcla de paciencia y preocupación que solía usar con él.
—No lo he escuchado desde hace dos años —murmuró Tom, casi en un susurro—. Y hoy... hoy me llamó. Pero no alcancé a responder.
Tatsu frunció el ceño, sin necesidad de que él le dijera de quién estaba hablando.
—¿Jake?
Tom asintió, apretando el teléfono entre sus manos. Tatsu suspiró, inclinándose hacia adelante.
—Y, ¿lo llamaste de vuelta?
—Le mandé un mensaje —respondió Tom—, pero no ha contestado.
—¿Crees que lo hará? —preguntó Tatsu, sin rodeos. Ella nunca había sido del tipo de andarse con rodeos.
Tom tragó saliva. Esa era la pregunta que lo atormentaba desde que mandó el mensaje.
—No lo sé —admitió—. Después de todo lo que pasó... no sé si quiera hablarme. Lo ignoré durante dos años, Tatsu. Ni siquiera volví a ver a Miriam porque sabía que me preguntaría por él.
Tatsu lo miró en silencio, como si considerara sus palabras.
Tom sintió un nudo en el estómago. La culpa por alejarse no solo de Jake, sino también de Miriam, lo carcomía.
—No puedo enfrentarla. Sabía que si la veía, tendría que enfrentar lo que hice... lo que no hice—
Tatsu lo miró durante unos segundos, y luego se levantó del sofá.
—Bueno, ya es suficiente de eso, ¿no crees? —dijo con su habitual tono directo—. ¿Por qué no comienzas por hablar con Miriam? Al menos así podrías empezar a arreglar las cosas, una a la vez.
Tom la miró, sorprendido por la simplicidad de la propuesta, pero también asustado. No había considerado la idea de hablar con Miriam como un primer paso, pero tenía sentido. Miriam siempre había sido una figura clave en su vida y en la de Jake. Tal vez, al hablar con ella, podría encontrar algo de claridad... y, quizás, algo de valor.
—¿Crees que querrá verme después de todo este tiempo? —preguntó Tom, inseguro.
Tatsu le dio un leve golpe en el hombro.
—Eras cercano a ella, idiota. Claro que querrá verte. Pero tienes que dejar de esconderte—
Tom suspiró, asintiendo lentamente.
—Tienes razón —murmuró—. Se lo debo.
Tatsu sonrió con satisfacción.
—Siempre tengo razón. Y ahora, deja de compadecerte. Vamos a ver a Miriam—
Tom dudó por un momento, pero luego, con el corazón palpitándole en el pecho, asintió. Tomó su chaqueta, y ambos salieron del departamento rumbo a la casa de Miriam.
Mientras caminaban bajo las luces de la ciudad, Tom no pudo evitar sentir que este era el primer paso hacia algo. Un paso pequeño, pero un paso al fin.
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Los días sin ti || TomJake Campamento desventura (Tom ver)
FanfictionLuego de quedar en "buenos términos" con Jake, Tom apenas volvió a casa decidió ignorar por completo a Jake, rompiendo aquella promesa vaga que le dijo. Vi que les gustó la versión de Jake así que me apure a sacar la de Tom porque ya la tenia plane...