Cap 4

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𝗦𝗲𝘂́𝗹, 𝗖𝗼𝗿𝗲𝗮. 𝟲 𝗱𝗲 𝗺𝗮𝘆𝗼, 𝟭𝟬:𝟬𝟬 𝗮.𝗺

𝗟𝗲𝗲 𝗠𝗶𝗻𝗵𝗼:

Habían pasado 2 días desde que Han llego a la mansión y puedo decir que en estos 2 días la mansión ha estado más alegre que de costumbre.

Parece una pequeña ardilla llena de energía aunque creo que le estoy dando muchas libertades.

Por más trabajo que le de el lo termina en un abrir y cerrar de ojos, y cuando eso pasa se pone a recorrer toda la mansión ya sea corriendo, cantando o bailando. No entiendo como no se cansa de correr casi todo el día.

Eso me está empezando a sacar un poco de quicio.

★★★★★

–Han, ¿puedes quedarte quieto un segundo? No me dejas trabajar con todo ese ruido que haces.–Le dije con un tono molesto. Ya me estaba agotando la paciencia.–A mi que.–Dijo para luego sacarme la lengua y salir corriendo mientras reía. Me arrepiento de haberlo secuestrado.

Puede que gracias a él tenga mucha información valiosa, pero tener que aguantar su actitud infantil es agotador.

Después de ver a Han desaparecer por los pasillos, empecé a caminar hacia el jardín ya que había llegado una mercancía y debe supervisar su traslado cuando escuche un estruendo proveniente de la cocina. Al principio decidí ignorarlo porque pensé que había sido algo que se había caído hasta que escuche unos sollozos muy familiares.

Por curiosidad me dirigí a la cocina y lo primero que veo es a Han tirado en el piso con sangre saliendo de su nariz y sollozando.

–¿¡Han, qué pasó!?–Pregunte muy exaltado mientras caminaba para revisarlo.-Uno de tus guardias se enojó conmigo porque estaba cantando y- –Antes de que pudiera terminar sus sollozos se convirtieron en un llanto fuerte.–Y como no me quise callar me empujo y me golpeé la nariz contra la estantería.–Dijo tratando de regular su respiración.–No te preocupes Han, primero calmate y respira, luego me cuentas todo mejor, ¿okey? vamos a mi oficina para curarte las heridas.–Dije tratando de sonar tranquilo aunque lo único que quiero hacer en este momento es matar al infeliz que se atrevió a lastimarlo.

Ayude a Han a levantarse y lo ayude a llegar a mi oficina. Al llegar busqué un botiquín y empecé a curar los pequeños rasguños que tenía en sus manos y brazos para luego empezar a limpiarle la nariz y curarle un pequeño golpe que tenía en su labio.

Cuando ya estaba más calmado me explico todo lo que había pasado de principio a fin.

–Resulta que yo estaba corriendo mientras saltaba y cantaba y sin querer me choque con uno de tus guardias, al parecer tenía un mal dia o yo que se. Me empujo y me dijo que era una puta y una zorra, entonces yo no iba a dejar que me insultara así como así, así que lo insulte y luego me empujo.–Dijo mientras fruncía levemente el ceño y hacía un puchero con sus labios. Se veía tan tierno que no fui capaz de aguantar una pequeña risa.–¿Te parece gracioso? ¡Me daño mi bella y perfecta cara!–Dijo mientras me daba un leve golpe en el hombro.–No me parece gracioso, me da risa ver como arrugas la cara.––Imbécil.–Dijo mientras me sacaba el dedo del medio. Que grosero.–Bueno, nos desviamos del tema. ¿Me puedes describir cómo se veía el guardia que te golpeó?–Pregunte.–Minho, ¿sabes que tus guardias tienen máscaras, verdad?––Ups, se me olvidaba. ¿Al menos viste la placa con su nombre?––Si, se llamaba Ronald–Dijo mientras se reía.–Me encargare de que reciba su castigo por golpearte. Si quieres puedes quedarte en mi oficina un rato o ir a tu habitación.–Dije mientras guardaba las cosas en el botiquín y lo acomodaba en su lugar.–Está bien, más tarde iré a mi habitación. Gracias por curarme, trataré de ser menos escandaloso para no molestarte mientras trabajas.–Dijo mientras me regalaba una sonrisa.–En realidad no me molesta. Bueno, tengo que irme. Nos vemos en la cena, cuidate.–Dije mientras me dirigía a la puerta.–Nos vemos, cuidate tu también.–Dijo mientras sacudía su mano en forma de despedida.

The mafia's silenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora