La planta ejecutiva de Kimi me intimidó nada más salir del ascensor. Una hermosa motocicleta de cromo y cuero estaba montada en la pared roja quemada bajo la insignia de Kim. A su izquierda había un mostrador de recepción de cristal y cromo, que estaba vacío. Pero era lógico. La mayoría de los empleados no empezaban a llegar hasta dentro de una hora.
Pasé junto al mostrador vacío, girando la cabeza de derecha a izquierda. Los despachos eran de cristal, así que era fácil ver que la mayoría estaban desocupados. La luz resplandeciente de la esquina me sirvió de faro. No estaba seguro de que fuera el despacho de JongIn, pero podía hacer conjeturas.
Al acercarme, vi a JongIn detrás de su mesa, tecleando en el ordenador. Llevaba el botón superior de la camisa desabrochado y la corbata suelta alrededor del cuello. Parecía más él mismo que cuando estaba perfectamente arreglado y peinado. La versión rígida y almidonada no le sentaba bien al hombre que había visto un puñado de veces. Llamé a su puerta abierta.
—Buenos días. Levantó la cabeza sobresaltado.
—Hola. Mierda. Se me ha escapado el tiempo. Pasa y, por favor, cierra la puerta detrás de ti.Parecía una tontería cerrar la puerta cuando el despacho era de puro cristal y no había nadie cerca para oírnos, pero entonces JongIn agarro un mando y el cristal se volvió opaco.
—Vaya. —Me giré para ver el inesperado giro de los acontecimientos—. Excelente. Se rio, pero sonó tenso.
—Otra ventaja del trabajo.Me enfrenté a él y, sin invitación, me senté en una de las sillas frente a su escritorio.
—Ascensores privados y ventanas con mando a distancia. ¿Qué me vas a decir ahora? ¿Tienes acceso al agua del refrigerador?Esta vez, su risa salió un poco más libre.
—Puedo beber toda el agua que quiera. Es la única razón por la que no lo he dejado. Le sonreí.
—Eso bastaría para mí. Aunque, si es así de temprano como sueles venir a trabajar, puede que no merezca la pena.
—¿No eres una persona madrugadora, Kyungsoo? «¿Cómo este hombre me hizo pasar de la despreocupación a los boxers empapados por el simple hecho de decir mi nombre?» Mis muslos se apretaron por voluntad propia, y me moví en mi silla en un intento de disimular el movimiento.
—No, JongIn. Definitivamente soy un amante de la noche. Se apoyó en los antebrazos y juntó las manos sobre el escritorio.
—Como yo. Mi estilo de vida ha hecho un giro de ciento ochenta desde que tomé este cargo. Ya he ido al gimnasio con Chen y Chanyeol.
—No voy a fingir que he hecho otra cosa que arrastrarme fuera de la cama y vestirme. ¿Vas a explicarme por qué he tenido que aparecer tan temprano?
—Tengo algo que quiero discutir contigo. Una propuesta de negocios fuera del ámbito de tu trabajo en Kim.
—Bien. Me tienes intrigado. Cuéntame más. Giró la cabeza para leer algo en la pantalla de su ordenador.
—Tu madre es la senadora Do Hyein, ¿correcto? Se me cayó el estómago al instante, pero mi decepción con JongIn no me inmovilizó en la silla. Me levanté en un santiamén, espoleado por la indignación.
—No hablaré de mi madre contigo. Si Kim quiere abrir una fábrica o una tienda o lo que sea en su distrito, tendrá que seguir los cauces normales como todo el mundo. No tengo poder sobre las decisiones de mi madre y…
—Kyungsoo, me malinterpretas. JongIn rodeó su escritorio, tomando mis codos entre sus manos para mantenerme en mi sitio—. Me interesa saber cómo era crecer en ese mundo. No quiero ni necesito nada de tu madre. De tu padre tampoco, aunque no me importaría visitar su rancho cuando no esté enterrado bajo responsabilidades.Me ardía la cara mientras mi mente daba vueltas de confusión. «¿Qué demonios estaba pasando aquí?».
ESTÁS LEYENDO
Un esposo inconveniente
FanfictionTengo la manía de decir «sí». Lo hago con frecuencia y con desenfreno. ¿Saltar en paracaídas por capricho? Sí. ¿Una escapada de última hora a Irlanda? Sí. ¿Aceptar un matrimonio de conveniencia con el sexy y arrogante Kim JongIn durante dos años? ¿S...