Una hora después encontré a Kyungsoo en el salón. Acurrucado en el sofá, con las piernas recogidas, parecía vulnerable. Más pequeño. Fuera de lugar. Una pequeña oleada de culpabilidad me golpeó por haberlo abandonado a su suerte, pero había necesitado ese tiempo para volver a tener la cabeza en su sitio. De lo contrario, podría haber sido más imbécil de lo que ya había sido.
—Salimos a las siete. Se apartó del televisor para alzar las cejas y mirarme.
—¿Siete?
—Hemos quedado con todos para tomar algo esta noche. A BaekHyun y a Chanyeol les ha surgido algo y no pueden ir a almorzar mañana.
—Me senté cerca de el y me pasé los dedos por el pelo—. Es mejor así. Acabaremos antes. Esta noche empezaría nuestra gira de anuncios. Habíamos planeado dar la noticia a nuestros amigos durante el brunch de mañana, para tener tiempo de asimilar la realidad, pero los planes habían cambiado. Kyungsoo tragó saliva y se llevó la mano al pelo y luego a la camiseta.
—No creo que esté preparado.
—Lo harás. Todo irá bien.
—Van a tener preguntas, JongIn. Ni siquiera hemos hablado de lo que vamos a decir.
—Hablemos de ello ahora. Tenemos tiempo. Cerró los ojos con fuerza.
—No creo que entiendas lo malo que soy mintiendo. Va a ser un espectáculo de mierda. Verlo enloquecer me tranquilizó. Al menos yo no era el único inquieto por lo que habíamos hecho hoy, aunque a Kyungsoo no parecía importarle estar casado. Su problema era tener que contárselo a otras personas. Por otra parte, el matrimonio no significaba nada para el.
—¿Abriste la otomana? —pregunté.
Abrió los ojos de golpe.—¿Qué…? ¿De qué estás hablando?
Señalé con la cabeza la otomana que había frente al sofá.—Ábrelo y te lo explicaré. Desplegó sus piernas y estiró el brazo, abriendo la tapa con bisagras. Se quedó boquiabierto cuando miró dentro.
—¡Mantas! —Sacó una y se la apretó contra el pecho—. ¿Estaban siempre aquí y nunca supe? Sacudí la cabeza.
—No. Alguien me dijo que tenía que comprar algunas, así que lo hice. Su ceño se frunció.
—Pero, ¿qué tiene esto que ver con nuestra historia?
—Todo. Vamos a decir la verdad.
Nuestros amigos llegaron antes que nosotros al restaurante, por mi culpa. Kyungsoo estaba esperándome en la puerta cuando por fin me recompuse. Llevaba unos pantalones cortos con puños y una camiseta holgada, y su aspecto era radicalmente distinto al de unas horas antes, pero se había guardado la orquídea detrás de la oreja. Era un maldito recordatorio constante de lo que habíamos hecho. No es que lo necesitara. La banda metálica alrededor de mi dedo anular y la invisible alrededor de mi pecho me bastaban para no olvidarlo nunca.
El salón informal de la azotea estaba lleno de gente, pero no demasiado. Encontramos fácilmente a BaekHyun, Chen, Chanyeol y su hermano pequeño, Onew. Habían reservado un rincón con asientos de mimbre acolchados y sillas de jardín de estilo vintage sobre césped artificial. El lugar estaba diseñado para que pareciera el patio trasero de alguien. No era mi estilo, pero yo no lo había elegido, y Kyungsoo parecía perfectamente satisfecho con la elección.
Ninguno de nuestros amigos parpadeó al vernos llegar juntos a Kyungsoo y a mí. De hecho, Baekhyun y Onew estaban jugando al cornhole1, así que apenas nos saludaron con la mano. Chen se levantó con su cerveza en una mano y estrechó la mía con la otra.
—Casi que no llegas tarde —saludó.
—Estoy pasando página. Ya te lo dije.
Chanyeol rio entre dientes mientras se inclinaba para rozar la mejilla de Kyungsoo con un beso.

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Un esposo inconveniente
FanfictionTengo la manía de decir «sí». Lo hago con frecuencia y con desenfreno. ¿Saltar en paracaídas por capricho? Sí. ¿Una escapada de última hora a Irlanda? Sí. ¿Aceptar un matrimonio de conveniencia con el sexy y arrogante Kim JongIn durante dos años? ¿S...