Por pura casualidad

Por un tiempo

*3 llamadas perdidas de Vio*

No quería contestarle, no quería verla ni escuchar su voz nunca más.

Había traicionado la poca, al parecer, conexión que había entre nosotros.

Recordar a los dos me provocaba un dolor de cabeza.

Por qué arruinarlo todo así...

Jugar conmigo durante semanas y darme falsas esperanzas...

Alimentar constantemente mis paranoia...

Fui ingenua, me dejé llevar por lo que sentía sin pensar en las consecuencias primero.

Cuando llegué a casa, me encerré rápidamente en mi habitación.

Bloqueé el número de Vio.

No quería tener nada que ver con ella nunca más.

Lancé el teléfono sobre el escritorio y me tumbé en la cama.

Dejé que mi cuerpo decidiera cómo liberar el dolor.

...

"Luego el próximo video... Chiara Oliver y Violeta Hodar".

Me tensé al escuchar esas palabras del profesor.

Nuestros nombres juntos me producían asco.

Me levanté sin siquiera mirarla un segundo y fui hacia el profesor.

Quería mantener distancia.

No dignarla ni a un ápice de atención.

Ella insertó el usb y luego encontró el video entre los archivos.

Estaba nerviosa, evitaba mi mirada.

Mejor así, más fácil.

"Decidimos centrar nuestro anuncio publicitario en el yogur de lima limón", dijo, un poco agitada.

"La canción que elegimos es suya", añadió, señalándome.

"Pensamos que sería adecuada para el video, obviamente cambiamos un poco la letra".
"Porque la original tiene otro significado..." dijo, aclarándose la voz.

Seguramente lo había dicho a propósito para ver mi reacción.

"Sí, exacto, aquí la mala costumbre en cuestión es no comer yogur de lima limón", dije, sin importar su comentario.

"Mientras que la letra original trata de un amor que terminó mal, algo cotidiano", añadí.

Escuché algunas risas.

Quizás era hora de empezar un blog: cómo convertir los traumas en chistes.

El profesor asintió y nos dio permiso para comenzar el video.

Me estiré para presionar play, pero en ese momento ella también se movió con el mismo propósito.

Cuando lo noté, me detuve por instinto y retiré rápidamente el brazo.

No quería ni siquiera rozarla por error.

Ella también se detuvo y se volvió hacia mí por medio segundo.

Luego procedió a reproducirlo.

Me había decidido a no verlo.

Aunque en el fondo estaba curiosa, sabía que esas escenas evocarían sensaciones en mí que debía olvidar a toda costa.

Miré a Rus, estaba atenta.

Incluso Omar parecía entretenido.

Tal vez no esperaban verme vestida de lima, tal vez el video había salido bien.

Violeta miraba la computadora con las manos detrás de la espalda.

Jugaba nerviosamente con su pulsera de cuentas.

Mis ojos cayeron en el monitor solo hacia el final, logré ver el último frame, un primer plano de mi rostro.

Los colores eran vibrantes.

Principalmente resaltaba el brillo de mis ojos.

Cuando la escena terminó, se disolvió en una pantalla negra y apareció la inscripción
"Espero que siga esta mala costumbre...".

Sabía que no lo había escrito al azar.

Estaba claro que había otro significado detrás de la inscripción.

Pero no quería seguirle el juego.

Tenía, quería seguir adelante.

Me había hecho mucho daño, me había utilizado y no podía perdonarla.

Además, en pocos días vendrían las vacaciones de Navidad y no la vería por un tiempo.

Tenía que tomármelo con calma y desintoxicarme de ella en todos los aspectos.

Lo lograría.

...

Terminadas las clases, acompañé a Rus a la estación de trenes.

"De todos modos, parecían dos padres separados" comentó Rus, refiriéndose a mí y a Violeta en el laboratorio audiovisual.

"Deja eso" le dije.
"No quería ni siquiera mirarla"

¿Lo había logrado?

"Lo noté... aunque tus ojitos se posaron en ella varias veces" respondió ella.

Ah, ya veo.

"Bueno" le dije.
"No la veré en todas estas vacaciones, seguramente no pasará de nuevo".

"Sí, sí, a menos que sueñes con ella por la noche..." respondió ella. "Quizás desnuda"

Reí.

"Rus, definitivamente no sabes evitar decir tonterías" dije, rendida.

Su tren llegó 5 minutos después.

"Amorch, nos vemos para la fiesta de Año Nuevo" dijo antes de despedirse. Nos abrazamos.

"Y no pienses demasiado en la cosa con Miss Florecita. También me ha pasado a mí y mira... estoy viva y más guay que antes" añadió mientras subía los escalones del tren.
"Bye bye, cuídate"

"Adiós Rusli, gracias, serás mi espíritu guía" le grité, agitando la mano para despedirla."

Habría seguido su consejo.