5.- The Man Who Sold The World.

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Un auto de color negro con toques amarillos conducia por una de las tantas calles de la ciudad, en una de las puertas traseras se encontraba un caracteristico simbolo verde que debias de conocer si estabas al tanto de las mas nuevas noticias en el mundo criminal.

En la parte trasera del auto, un hombre joven de pelo naranja respiraba pesadamente, pudiendo tomarse fácilmente por hiperventilación, siendo la causa principal, evidentes nervios.

—Te ves nervioso querido Julio.— Rebecca estaba completamente relajada, teniendo los brazos detrás de su cabeza.

—¡Cállate!—

—Dicen que Wakako te trajo a la fuerza con nosotros, ¿es verdad qué eres admirador de David?— La diversión y tal vez burla era más palpable en la voz de la mujer pequeña, la cual, obviamente disfrutaba de esto.

—Sí, es verdad... aunque, hacer un trabajo con el Rockerboy más cabrón de la época es totalmente nova.—

El rostro de Dante se arrugó ante las palabras de Julio, él ni siquiera era músico, ni daba un mensaje contra las corporaciones, claro, hace unos años dio algunos conciertos.

Pero por alguna razón la gente le había encasquillado el título de Rockerboy, siendo el fallecido Johnny Silverhand, la persona más famosa con ese título, o al menos así era.

—Novato, nadie en este equipo me llama así, el nombre es Dante, usalo.— El peliblanco habló con calma, a la vez que una diminuta sonrisa que trataba de transmitir confianza surgía en su rostro.

—Hey, ¿qué pistola estás usando?— Un hombre de una estatura grande, notándose aún cuando estaba sentado, pantalones oscuros y botas, usando una inusual chaqueta de médico técnico de emergencia y nada debajo, dejando a la vista su torso, el cual se notaba que estaba revestido de cromo hasta el más mínimo lugar, ese hombre con aspecto de Merc profesional... era David.

—Ehm, es una Lexington.—

—Eso no sirve para nada, ¿con eso piensas hacerle frente a los Maelstroms? Estás idiota.—

—Ya David, todos fuimos novatos.— Dante dejó salir una leve risa, mientras extendía su mano, tomando de un baúl de armas una Satara, extendiéndola hacia Julio. —Consideralo un regalo de bienvenida, choom.—

—¡No puede ser! ¡Una Satara! ¡Las armas tecnológicas son la mejor mierda!—

Dante solo vio por unos momentos a Julio actuar como un niño con un juguete nuevo, cambiando su vista a David por unos segundos, viendo su cuerpo... tanto cromo, parecido al de... Maine... ¿Él debió detenerlo antes? Sólo suspiró, mientras dejaba de mirar a su amigo, esto era difícil.

—Quédense detrás de mí si no quieren terminar hechos mierda.—

—Habla por ellos.— David miró a Dante, no dejándose ser hecho a un lado, el chico había cambiado... como era obvio.

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—Tal cómo pensé, hay muchos, están vigilando hasta las torretas, hackearlas tomará más tiempo del que crei, seria mejor no entrar por la puerta y ver otras opciones.— Kiwi escaneaba un edificio abandonado, el cual no estaba tan abandonado, pues estaba infestado de Maelstroms.

A Devil in Chrome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora