Clandestino

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Su corazón comenzó a latir por completo desbocado, como ocurrió la primera ocasión en la que sonrió para ella, supo que aquel gesto lo causaba ella, era especial, le pertenecía e iluminaba su mundo de manera plena. Se aceleraba tanto, sintiendo también que le faltaba la respiración, como cuando sus cálidas manos comenzaron a juguetear debajo de su ropa en una noche de pasión, como cuando le susurró en la oscuridad y mientras la rodeaba con sus brazos que por fin, la amaba.

Layla mordió su labio inferior, solo su presencia evocaba el recuerdo que todos aquellos besos que se dieron y todos los que quedaron en una pausa indefinida, en una especie de cosquilleo travieso que hacía que llevara sus dedos a sus labios.

— Warren... — murmuró sintiendo que una sensación de electricidad recorría por la espalda por todo el cuerpo. — No puede ser, Warren...

A pesar de que había estado en su búsqueda de manera inconsciente, a pesar de cada gramo de su ser comenzó a ansiarlo, formaba parte de cada uno de sus sueños y anhelos, otra parte de ella creería que nunca podría volver a verlo, sería como eso, una simple fantasía, recuerdos y melancolía. Tenerlo frente a ella, por qué podría jurar que se trataba de él a pesar de que no hubiera visto aún su rostro, cambiaba todo por qué como al mismo tiempo podía avivar todos aquellos sentimientos que hasta ahora había suprimido, también traía consigo todo el sufrimiento que su abandono y traición le habían provocado.

El gigante monstruoso se levantó para seguir batallando, lanzó un nuevo rugido y buscó alcanzar a su atacante aún expectante en la parte superior de puente, el gigante intentó atraparlo con una de sus manos. Este pegó un salto en el aire hacia atrás y encendió su brazo derecho lanzándole un proyectil de fuego que le dio de lleno en el rostro, en la segunda ocasión golpeó entre los ojos y el monstruo gritó cubriéndose.

El ataque lo aturdió lo suficiente como para que comenzara a retroceder, esto fue aprovechado por su atacante que se impulsó hacia él como una incandescente centella y lo golpeó con fuerza provocando una intensa explosión, el gigante cayó hacia atrás desbordándose en el río.

El pirokineticos descendió desde donde estaba hacía los autos, comenzó a correr a toda velocidad por qué todavía no terminaba, el gigante solo se había ocultado agachándose en las aguas del lago.

— Por favor, por favor espera...— declaró Layla al darse cuenta de que se alejaba de donde estaba.

Apenas escuchó su voz se detuvo, se mantuvo con la mirada baja y de espaldas justo en la orilla del agujero que el titán había creado al surgir del agua, Layla corrió hacia él, pero estando en algunos metros este se giró abruptamente, sus ojos crepitaban como dos brasas de fuego, se le veía cansado, descuidado y como si el peso de todas sus acciones las cargaban sobre sus hombros. Sin embargo, Warren Peace estaba frente a ella, sus miradas se encontraron y este gesto bastó para transmitir un sinfín de sentimientos entre ambos. Ella extendió su mano hacia él, realmente necesitaba tocarlo para ver si no se trataba de un juego de su mente o el producto de uno de sus sueños, pareció por un momento que Warren haría lo mismo, su mano derecha se movió con vacilación.

— Warren, tanto tiempo, ha pasado tanto tiempo— indicó Layla con la voz entrecortada y lágrimas descendiendo por sus mejillas.

A pesar de que en el sitio había poca luz, la pelirroja fue capaz de notarlo, inequívocamente se encontraba debajo de la chamarra de cuero que tenía, distinguible fácilmente por los intensos tonos rojos con la que la había concebido, Peace ocultaba en su bolsillo la flor que ella había dejado fuera del papel de arroz días atrás.

— A pesar de todo este tiempo... Warren...

Ella se intentó aproximar más, pero el muchacho retrocedió alcanzando el borde definitivo del puente destruido. Ella se detuvo temiendo que fuera a saltar y entonces volvería a perderlo.

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