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Al día siguiente le conté todo lo sucedido a Roxy.

-Espera, espera, espera, ¿me estás diciendo que tú propio novio te ha puesto la mano encima?- Preguntó molesta y yo asentí.

-Le voy a enseñar a ese a respetar a su mujer- Habló mientras se acercaba a la puerta con ira.

Sus pasos eran largos y pesados.

-Roxy, espera, a lo mejor hoy se disculpa- La paré.

No quería meter a Roxy en mis problemas.

-Mañana me avisas- Habló seria.

Cuando llegué a casa después de cenar con Roxy por ahí, Richard estaba en el sofá viendo una película.

-¿Podemos hablar?- Pregunté mientras me quedaba de pie mirándolo.

Este apago la tele lentamente y se giró a mirarme.

-¿Donde estabas?- Preguntó molesto.

-En casa de Roxy- Hablé tranquila.

Mi novio se levantó del sofá y se quedó de pie.

Era intimidante.

-¿Hemos hablado de horarios?- Preguntó.

-¿Horarios?- Dije extrañada.

-No, no hemos hablado, pero yo tengo que- Me interrumpió.

-¿Acaso evades el tema?- Se acercó amenazante.

-No, pero quiero hablarte de una cosa- Le respondí mientras tiraba hacia atrás, ya que él estaba tirando hacia delante.

Cuando mi espalda tocó la pared, Richard dió un golpe seco en ella, justo rozando mis mejillas.

Al sentir aquello me sobresalté.

-¿Tienes miedo?- Susurró acercando su cara a la mía.

-¿Por qué estás así? Estas demasiado explosivo estos días y estás siendo extremadamente agresivo, este no es el chico que a mí me gusta- Hablé molesta.

Sin previo aviso mi cara se giró rápidamente debido al manotazo que mi novio me dió.

Lagrimas empezaron a salir por mis ojos.

-Escuchame, yo soy como a mí me da la gana ser, ¿entiendes?-

Yo no hablaba, solo me quedaba mirándolo como podía.

-¡Respóndeme pedazo de puta!- Gritó.

-Lo entiendo, no te diré de cambiar- Comenté mientras unos tartamudeos no me dejaban armar la frase correctamente.

De golpe y porrazo me abrazó.

Yo sin saber porque, le devolví el abrazo y lloré en su pecho.

-Perdoname, nena, estoy estos días estresado, nada de esto está siendo fácil- Explicó mientras dejaba un beso en la raíz de mi pelo.

No le pregunté porque el que no estaba siendo fácil, solo lo abracé.

Esa noche no cenemos, nos fuimos a dormir directamente.

Eran las tres de la mañana y me levanté a por un vaso de agua.

Al girarme antes de salir a la cocina, vi que Richard no estaba.

Supuse que se había ido a eso del "trabajo" así que fui a por agua sin darle mucha importancia.

De repente una arma se cargó.

Fui a darme la vuelta pero la misma voz de aquella noche donde el acosador nocturno entró a mi habitación me lo impidió.

Era él.

-¡No te gires!- Gritaba constantemente.

Yo obedecí mientras lloraba.

Él rodeó sus brazos por mi cintura y apoyó su cabeza en mi hombro.

Una colonia familiar vino a mí y se me erizó la piel.

-Lo siento, pero no me queda otra, tengo que hacerlo, no quiero, pero es lo que toca- Su voz era triste.

Yo estaba asustada y confundida.

Quise girarme y ver su rostro, pero fue imposible porque sin previo aviso una bala se disparó y yo caí al suelo.

La sangre brotaba rápidamente de detrás de mi cabeza, y en cuestión de minutos todo se volvió negro.

Eres tú... [Richard Ramírez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora