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-¿Tía, donde vamos a quedarnos?- Preguntó mi mejor amiga Roxy.

-No te preocupes, Mike nos acogerá en su casa unos días hasta que consigamos algún trabajo para poder pagar un alquiler- Expliqué mientras cogíamos el taxi hacia la casa de mi amigo.

Cuando llegamos, él me saludó con un abrazo enorme y luego saludo normal a Roxy, los presente para que no fuera muy incómodo.

-Se que no es una casa muy grande, pero os servirá de techo mientras buscáis algún trabajo para pagar algún alquiler- Sonrió avergonzado Mike mientras nos enseñaba la pequeña habitación desordenada.

-No te preocupes Mai, es perfecto- Lo abracé.

-Hacía mucho que no me llamaba nadie así- Rió.

Es verdad, le puse ese apodo cuando era pequeña y nos vino a visitar su familia a España.

Mike es 4 años más grande que yo, es como un hermano mayor para mí y siempre está ahí cuando lo necesito, incluso aunque esté en otro continente.

Nos quedamos allí unas semanas y Roxy y yo encontramos trabajo en una cafetería.

El sueldo no era el mejor, pero nos daba para pagar un alquiler y la comida entre las dos.

-¿Ya os vais?- Preguntó Mike.

-Sí, gracias por todo, te amo- Le besé la mejilla y abrí la puerta mientras lo miraba sonriendo.

Caminé hacia la salida una vez que la puerta estaba abierta, mi cabeza chocó con el torso de alguien.

Un olor a colonia de hombre inundó mis fosas nasales.

Subí mi rostro y vi a un chico alto, moreno y con una cara completamente seria.

-Perdón- Me disculpé y salí con mi mejor amiga Roxy detrás.

-Que mal royo daba ese tío- Rió.

-Pero olía muy bien- Reí.

Nos mudamos a aquel pequeño apartamento de alquiler.

No era grande, tenía una habitación, un baño y la cocina y el comedor pegados en el mismo sitio.

Pero no estábamos para quejarnos, era lo que nos daba para poder pagar.

Roxy y yo fuimos a Los Angeles, California para poder tener una mejor vida que en el barrio pequeño de España en el que vivíamos.

La mayor parte de la población de aquel pueblo no consiguió nada estando allí, por eso la gente se solía a mudar a sitios como este, en el que te brindan oportunidades, o al menos un poco más que en aquel pueblo fantasma.

-Mike dice que nos invita a una fiesta, ¿vienes?- Preguntó Roxy entrando al apartamento.

-Que va, pasó, no quiero salir por ahí- Afirmé.

-¿No será por lo que salió en los periódicos del sábado, no?-

Su pregunta fue estúpida, era obvio que fue por eso.

-Ylenia, no seas así, ven conmigo, no pasará nada si estamos juntas, además, solo ha sido una vez, ni que fuese un asesino serial, que ha matado a 50 personas- Habló obvia.

-Bueno, está bien, iré- Acepté a regañadientes.

-¡Pero si me pasa algo es por tu culpa!- Afirmé.

Eres tú... [Richard Ramírez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora