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Pasó una semana y hubo otro asesinato más y más de un allanamiento de morada.

No me sentía segura.

Richard y yo empezamos a hablar más, me gustaba y se notaba.

Venía todas las mañanas a verme a la cafetería y charlaba conmigo.

En esos momentos, Roxy nos hacía miradas coquetas y yo reía avergonzada a diferencia de él, que se mostraba alagado.

Era de noche y como siempre me fui a dormir a mi habitación, ya que Roxy dormía en el sofá.

Un ruido hizo que rápidamente me despertará.

Miré a la ventana y estaba abierta, no podia ser, yo juraba que la había cerrado.

Me levanté insegura a cerrar la ventana cuando de repente la puerta se cerró y escuché una arma cargándose.

Mi piel se erizó en cuestión de segundos y mi respiración empezó a ser pesada y agitada.

-Dame el dinero y todo lo de valor, puta perra-

La voz de aquel sujeto era agresiva.

Lagrimas salieron sin previo aviso mientras a pasos lentos me acercaba a mi tocador y cogía todo lo que podía tener valor.

Cuando acabé lo dejé en la cama.

-¡He dicho todo!- Gritó poniéndose detrás de mí y colocando su arma en mi parte trasera de la cabeza.

-No tengo más- Comenté entre sollozos.

-¡Juralo por Satán!-

-Lo juro, lo juro- Lloré.

Este cogió las cosas y se fue.

Salvada por un pelo.

Rápidamente fuí histérica ahogándome en mis propias lágrimas al salón.

Le comenté todo a Roxy y ella se quedó helada.

Rápidamente me abrazó fuerte.

-Has sido súper valiente, menos mal que estas bien, no se habría hecho sin tí, me hubiese montado la matanza de Texas- Comentó haciéndome reír un poco.

-Mañana por la mañana vamos a la policía a denunciar, ¿si?- Habló con tranquilidad, aunque podía notar que tranquila no estaba.

Dormí con ella esa noche y al día siguiente fuimos a denunciar.

Nuestro jefe nos dejó faltar hoy, así que fuimos a la casa de Mike para contárselo todo.

Tanto Mike como Richard se quedaron sin palabras.

-Ese hijo de puta...- Susurró molesto Mike.

Mis lagrimas volvieron a caer, aún estaba asustada, además de ser demasiado sensible.

Unos brazos me abrazaron y una colonia de hombre embriagó.

Richard.

Él acarició mi pelo lentamente mientras susurraba frases como: está todo bien, estará todo bien.

Yo lo abracé fuerte y lloré en su torso.

Richard estuvo toda la tarde conmigo dándome el apoyo que podía darme y me sentí segura.

Lo conocía de hace poco pero me hacía olvidar de todo, era como estar en un lugar donde nadie podría hacerme daño.

Cada vez me daba cuenta que él era el chico de mis sueños.

Eres tú... [Richard Ramírez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora