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Mi trabajo es mi pasión. Sé que suena extraño. ¿A quién le gusta trabajar en esta vida? A casi nadie. Pero el mío es único: soy el Cupido del amor. Un trabajo que me queda como anillo al dedo. Solo que yo le añado un toque extra de emoción: el drama. Oh, sí, eso es lo que me encanta. Las discusiones y peleas que se desatan en el Túnel del Amor son como una telenovela en vivo.

Me encargo de emparejar a los enamorados que deciden adentrarse en el túnel. Willow los dirige a través del agua en la canoa, y a veces utiliza sus renacuajos para influir en ellos. Es gracioso ver cómo viven su fantasía. Mi método es más sutil; con mis flechas, puedo enviar mensajes de todo tipo. ¿Recuerdan la expresión "Es que un pajarito me lo contó"? Bueno, es más que probable que haya sido yo.

Pero eso no es todo. Mis flechas son tan increíbles que pueden provocar un enamoramiento instantáneo, como el de Colt por Maisie. Solo con recordarlo, me muero de risa. Colt persiguió a Maisie por casi todo el pantano. O el caso de Fang con Shelly, ¡qué desilusión tan grande se llevó el pobre chico al no ser correspondido! Y tengo muchas más historias, pero eso será para después.

[...]

Angelo se escondía en el Túnel del Amor, un paraje romántico oculto entre las copas de los árboles. Desde su atalaya camuflada entre las ramas, vigilaba con atención a la pareja que navegaba en una tranquila canoa, rodeada de luces titilantes y adornos encantadores.

Las luciérnagas, como pequeñas estrellas errantes, iluminaban el recorrido, reflejándose en el agua y creando una atmósfera mágica que parecía sacada de un cuento de hadas. Las ramas de los árboles se curvaban formando arcos naturales, cubiertos de flores que exhalaban un suave aroma, sumergiendo a los visitantes en un ensueño romántico.

Con mano firme, tensó su arco, disfrutando de la emoción de la caza. Su objetivo estaba claro: Piper y Rico, dos enamorados absortos en su mundo. Una sonrisa traviesa apareció en el rostro de Angelo mientras preparaba su flecha, consciente de que estaba a punto de interrumpir su idílica escena de amor. El viento soplaba suavemente, haciendo crujir las hojas y mezclándose con el sonido del agua chapoteando contra la canoa. El ambiente era sereno, pero Angelo sabía que estaba a punto de cambiarlo todo.

"Es hora del drama", murmuró para sí mismo con un toque de malicia, antes de soltar la cuerda. La flecha voló con precisión hacia su blanco, rozando apenas el hombro de Piper. El efecto fue inmediato. Piper soltó un grito de sorpresa y Rico la miró alarmado.

—Piper, ¿estás bien? —preguntó el robot de un solo ojo, su tono lleno de preocupación y amor genuino.

—Creo que sí, vi algo pasar muy rápido —respondió, mirando a su alrededor con desconfianza.

—Seguro que no fue nada —dijo Rico, intentando calmarla—. Tranquila, cariño, volvamos a disfrutar de este paseo.

Piper se cruzó de brazos, negando con la cabeza. Sabía que algo había pasado. "¿Cómo puede no darle importancia?", pensó, molesta. Las luces alrededor de ellos continuaban parpadeando, pero para Piper, la magia se había desvanecido, sustituida por una creciente sensación de incomodidad y enfado.

—¿Y si me hubiera mordido una serpiente? ¿Entonces sí actuarías, verdad? —dijo con un tono de voz irritado, sus ojos centelleando de indignación.

—Perdóname, mi sensor no captó ningún peligro —Rico volvió a analizar el entorno, asegurándose de que todo estaba en orden. Su sistema interno hizo un barrido rápido del área, pero no encontró nada inusual.

—Ahora me dirás que soy una mentirosa —replicó Piper, cada vez más molesta, mirando a otro lado. La tensión entre ellos era palpable, y la serenidad del túnel ahora se sentía como una burla cruel.

Cupido en problemas [Angelo x Mortis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora