Parte 22

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Becky golpeó con furia el saco de boxeo, liberando toda su frustración.

"¿Cómo se atreve? ¿Acaso piensa que puede acostarse con otra mujer y luego venir a decirme que me extraña? ¿Qué clase de descaro es ese?".

"No quiero defenderla, pero tal vez hubo un malentendido", dijo Harry encogiéndose de hombros.

"¿Malentendido? ¡Yo misma la escuché decirle que la esperaba en su habitación!" Dijo golpeando más fuerte el saco "¿Por qué tenía que enamorarme de mi jefa?, Podría haberme fijado en el vecino de Irin que se mudó hace tres meses, o en la camarera de la cafetería, o..."

"O en mí", sonrió Harry.

"Sí, incluso eso sería una opción más razonable", Becky negó con la cabeza y se señaló el corazón. "Algo no está bien aquí adentro, ¿verdad?"

Harry soltó una risa suave, "El corazón no entiende de mandatos ni razones, simplemente siente lo que siente".

Becky se detuvo un momento, respirando entrecortadamente, exhausta. Se apartó del saco de boxeo, dando por finalizado su entrenamiento.

Era sábado y a través del ventanal del gimnasio se distinguía el cielo oscuro, indicando que ya era tarde. Becky pensó que quizás Freen ya estaba en su casa.

Harry había soportado los golpes erráticos de Becky, su mal humor y la conversación poco fluida. Se quitó los guantes y suspiró hondo tras apartarse varios mechones del rostro que habían escapado de la coleta.

"No puedo sacarla de mis pensamientos, por más que intente engañarme a mí misma de que ya no me importa, no puedo", confesó Becky.

"Sabes lo que deberías hacer, es salir, divertirte, conocer gente nueva y no quedarte en casa lamentándose, eso sólo te hará sentir peor. Anda ve a cambiarte. Te invito a tomar algo", sugirió Harry con una sonrisa.

"¿Ahora? Es sábado", cuestionó Becky.

"Sí, justamente por eso", respondió Harry con una sonrisa.

"¿Y alguien como tú no tiene nada mejor que hacer un sábado por la noche?"

"Sinceramente, sí. Llevo una semana tonteando con dos gemelas que quieren montárselo conmigo a la vez. Pero soy buen amigo", dijo Harry, dándole un suave empujón de hombros a Becky para que se dirigiera hacia los vestuarios. "No tardes".

Una hora después, ambas se encontraban en un local cenando. Harry devoró dos platos de fideos con gambas, mientras Becky apenas tocaba su comida con el tenedor.

Sonriente, Harry alzó su móvil en alto mostrándole la fotografía de las gemelas; rubias, esbeltas y muy sexys.

"Son muy... Interesantes" logró decir Becky.

"Lo se, hemos quedado mañana por la noche"

Becky se quedó mirando a Harry. No le sorprendió, el chico era demasiado guapo, el tipo de hombre que hacía que una se torciera el cuello al verlo caminar tranquilamente por la calle.

Becky pensó que hubiera sido fácil sentirse atraída por él, pero por desgracia, no despertaba ningún indicio de deseo en ella.

"¿De verdad te satisface? Quiero decir, acostarte con dos chicas que ni siquiera eres capaz de distinguirlas", cuestionó Becky con una mirada de incredulidad.

Harry frunció el ceño. "Claro que puedo distinguirlas, y lo haré aún mejor cuando vea sus pechos, porque creo que Nancy se puso una talla más que Natasha", dijo con una sonrisa pícara.

"Qué asco, Harry".

"¿Los pechos te dan asco?"

"No, tu forma de hablar".

Destino Entrelazados || FREENBECKY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora