Capítulo 12

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—Después de que le di el Zofran, dejó de vomitar por todas partes, pero me arrojó su bolso cuando no la dejé comer nada. Tuvimos que mover todas sus pertenencias fuera de su alcance.

—Bueno, ese es un... informe realmente encantador. Gracias, Max.

El sarcasmo era pesado en este caso.

—Perdón por dejarte con un paciente duro.

La enfermera al otro lado de la línea dio un suspiro exagerado.

—Es solo la trágica suerte de la vida. De verdad, lo entiendo. Cuestión de azar. Envíala cuando estés listo. Veré si el médico de guardia le da una orden de dieta para que pueda comer algo.

—Te amará para toda la vida —Respondió Max alegremente—. Qué tengas una buena noche.

Max aseguró que alguien transportara a su paciente, luego se desinfló en su silla en medio de un profundo suspiro. Amaba su trabajo, pero algunas noches podía ser muy exhaustivo. Por suerte, esta noche parecía estar desacelerándose.

No ayudaba que tuviera otro lugar en el que realmente preferiría estar. O más bien alguien con quien preferiría estar.

Su vampiro. ¿Su... compañero?

Su compañero vampiro que lo había estado tratando como algo precioso durante todo el día... Max se había despertado con una boca cálida y húmeda alrededor de su erección. En su libro, esa forma de empezar el día se ganaba una estrella de oro.

Sergio había jugado con él hasta el punto de que había estado rogando que lo follaran, pero luego insistió (bastante malvadamente), en que Max terminaría demasiado dolorido después de lo de la noche anterior. Las desventajas de un cuerpo humano frágil, supuso Max. En su lugar, Sergio lo había llevado al orgasmo con una succión dura y furiosa que lo había dejado tembloroso.

Luego le preparó el desayuno a Max. De verdad que podía acostumbrarse.

Lance incluso se había unido a ellos para desayunar, esta vez sin que Nico los interrumpiera. Max no había sabido nada de su hermano después de la confrontación que tuvieron la mañana anterior, y no estaba seguro de estar listo todavía. Había estado sintiendo algo de culpa por la forma en que habían dejado las cosas, pero no tanto como había pensado que tendría.

Después de todo, fue Nico quien llevó su relación hasta ese punto.

Para ser un viejo vampiro, Lance era un compañero de habitación sorprendentemente agradable. Incluso lavaba los platos después del desayuno. Max no estaba exactamente seguro de a donde se iba el amigo de Sergio en horas de la noche. ¿A cazar a Nando? ¿A alimentarse?

Pero probablemente era mejor que Lance no estuviera presente para la evidencia de las actividades extracurriculares que tuvieron la noche anterior. Ya era bastante malo que los hubiera escuchado esta mañana, pero Max no había estado precisamente callado mientras lo follaban como nunca.

Max luchó contra el sonrojo al pensar en ello. También luchó contra el resentimiento de tener que esta en el hospital en lugar de encontrarse envuelto en los brazos de Sergio, trabajando para convencer al vampiro de que su frágil cuerpo humano no estaba demasiado dolorido después de todo para tener sexo nuevamente.

Max se había visto obligado a arreglárselas con un beso decepcionantemente casto en el auto, cuando Sergio lo dejó.

Sí, su amante vampiro lo había enviado a trabajar con un beso en los labios, como si fuera una especie de amo de casa absurdamente guapo.

Nuevamente, realmente podía acostumbrarse.

Excepto... que seguramente Sergio no estaría satisfecho con este tipo de rutina por mucho tiempo, ¿verdad? Dando vueltas por la casa, esperando a que Max saliera del trabajo. Acompañándolo en sus visitas al hogar de ancianos, usando sus poderes mágicos de vampiro para ayudar a una madre a recordar a su hijo. Cocinando comida para los dos la cual ni siquiera necesitaba comer.

El Compañero del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora