Introducción

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En el resplandeciente Edén, donde la luz divina bañaba cada hoja y la paz reinaba suprema, se encontraba Adán, el primer hombre. Rodeado de una belleza inimaginable, su corazón albergaba una desazón que contrastaba con la perfección del lugar. Lilith su esposa, era la fuente de su tormento.

Lilith lejos de ser la compañera ideal, lo trataba con crueldad y desdén. Sus palabras eran como dagas que laceraban el alma de Adán, y sus acciones, un tormento físico y emocional. En el paraíso terrenal, Adán vivía un infierno particular.

Un día la mirada de Adán se cruzó con la de Eva, un arcángel de una belleza sin igual y un espíritu bondadoso, la favorita de Dios. Ella conmovida por el dolor que reflejaban los ojos de Adán, decidió intervenir. Eva con sutileza y cariño, logró conquistar el corazón de Adán, ofreciéndole un refugio ante la tiranía de Lilith.....pero eso no pudo durar.

Emily la serafín mayor, observaba con preocupación la situación. Ella, guardiana del orden divino, no podía tolerar la ruptura de las normas establecidas por Dios. Al descubrir la relación entre Adán y Eva, Emily tomó la decisión de desterrarlos del Edén. Unidos por un amor prohibido, fueron expulsados del paraíso, condenados a vagar por la tierra, un lugar imperfecto y lleno de peligros.

Adán y Eva desterrados del cielo y obligados a vagar por la tierra, se embarcaron en la ardua tarea de poblar el mundo. A pesar de las dificultades y peligros que enfrentaban, su amor los impulsaba a seguir adelante. Con el tiempo, tuvieron hijos y nietos, y la humanidad comenzó a extenderse por toda la Tierra.

Pero ellos no olvidaron la lección aprendida en el paraíso. Sabían que el conocimiento del bien y del mal podía ser un arma de doble filo, y temían que sus hijos cometieran los mismos errores que ellos. Por eso decidieron darles a sus hijos el fruto del conocimiento, creyendo que con él podrían ser libres y tomar sus propias decisiones.

Lo que no sabían era que el fruto del conocimiento también liberaría el mal en la tierra. Sus descendientes, ahora conscientes de la existencia del bien y del mal, comenzaron a elegir el camino equivocado. Pecaron, codiciaron, mintieron y mataron, llenando la tierra de violencia y oscuridad. Las puertas del cielo se cerraron para la humanidad. El mal había corrompido sus corazones y los había alejado de la luz divina.

Adán consumido por la culpa, observaba con dolor cómo sus descendientes se alejaban del camino de la luz. Cada pecado cometido por la humanidad era una daga que laceraba su corazón. Se sentía responsable de la oscuridad que había invadido la tierra, y la culpa lo atormentaba sin descanso. Eva por su parte, con el paso del tiempo, se había vuelto más indiferente al sufrimiento. Su espíritu, alguna vez lleno de bondad, se había endurecido por la desolación que reinaba en el mundo.

Terminaron reinando en el infierno, un lugar donde el dolor y el sufrimiento eran moneda corriente. Adán a pesar de estar rodeado por las llamas infernales, nunca perdió la esperanza. Su mente no dejaba de buscar una forma de redimir a sus hijos, de expiar su error y restaurar la paz en la tierra.

Dedicaba horas a idear planes, a buscar soluciones que pudieran librar a la humanidad de la oscuridad que la consumía. Incluso en las profundidades del infierno, la llama de la esperanza ardía en su corazón.

Eva en cambio, se había resignado a su destino. La culpa y la tristeza la habían consumido, y ya no creía en la posibilidad de un futuro mejor. Su espíritu se había apagado, dejando solo una sombra de la ser de luz que una vez fue.

En medio de la oscuridad.............Adán encontró la idea, encontró....la forma de la redención.

Decidido a llevar a cabo su plan, Adán buscó ayuda en el cielo, con la líder de las exorcistas, una mujer de impresionante poder y belleza, era conocida por su implacable justicia y su férrea determinación.

Adán X Charlie Yandere (Cambio De Roles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora