Capítulo 50: El Amanecer de una Nueva Era

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Con el paso de la tormenta, el horizonte se iluminaba con los primeros rayos del sol, anunciando el amanecer de una nueva era para Egipto. Seti II, erguido frente a las ruinas del campo de batalla, contemplaba el renacimiento de su reino con determinación y esperanza en sus ojos.

Seti II: Por fin, un nuevo día ha llegado para nuestra tierra. Que las sombras del pasado sean disipadas por la luz de un futuro prometedor.

El hijo de Josué, junto a él, contemplaba el horizonte con una mezcla de reverencia y asombro. La tormenta había pasado, llevándose consigo el peso de la venganza y abriendo las puertas a una reconciliación largamente esperada.

Hijo de Josué: Aunque nuestras sendas hayan sido tumultuosas, hoy encontramos la paz que tanto anhelábamos. Que este amanecer marque el inicio de una era de armonía y prosperidad para nuestro pueblo.

Juntos, caminaron hacia el palacio, donde el pueblo de Egipto los esperaba con júbilo y celebración. Los tambores resonaban en las calles, anunciando el advenimiento de una nueva era bajo el reinado de Seti II y el retorno del hijo de Josué al seno de su tierra natal.

En el palacio, rodeados de dignatarios y sacerdotes, Seti II y el hijo de Josué sellaron su compromiso con el futuro de Egipto. Prometieron trabajar juntos en armonía, dejando atrás las diferencias del pasado y mirando hacia adelante con determinación y unidad.

Seti II: Que la historia recuerde este día como el comienzo de una era de grandeza y prosperidad para Egipto. Que la paz y la justicia reinen en nuestro reino por toda la eternidad.

Y así, con el sol alzándose sobre las majestuosas pirámides y el Nilo serpenteando a través de las tierras fértiles, Egipto abrazaba el amanecer de una nueva era, donde las sombras del pasado se desvanecían ante la luminosidad del futuro.

Oscuro EgiptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora