Oscuro Egipto

Capítulo 23: La Maldición de la Pirámide

La caravana de expedición se desplazaba lentamente por el árido desierto, dirigida por Merenptah y su equipo de arqueólogos. A medida que se acercaban a una formación rocosa, los ojos del faraón brillaban con anticipación.

"¡Allí está! ¡La pirámide perdida!" exclamó Merenptah, señalando hacia la estructura antigua emergiendo de la arena.

Los arqueólogos irrumpieron en un murmullo de emoción y anticipación mientras comenzaban a desenterrar los secretos sepultados bajo siglos de historia. Sin embargo, su entusiasmo pronto se convirtió en preocupación cuando descubrieron inscripciones ominosas en las paredes de la pirámide.

"Esto es extraño", murmuró uno de los arqueólogos, pasando los dedos sobre las inscripciones. "Parece ser una advertencia... una maldición".

Merenptah frunció el ceño, contemplando las palabras antiguas con seriedad. "No teman", dijo con determinación. "Continuaremos con la excavación, pero procederemos con precaución".

A medida que exploraban más profundamente las cámaras ocultas de la pirámide, una sensación de malestar comenzó a apoderarse del equipo. Extraños fenómenos comenzaron a ocurrir: luces parpadeantes, sombras que se movían en las paredes y susurros que resonaban en los pasillos vacíos.

"¡Algo no está bien aquí!", exclamó uno de los arqueólogos, temblando de miedo.

Merenptah se mantuvo firme, su determinación inquebrantable. "Debemos continuar", ordenó. "No podemos permitir que el miedo nos detenga".

Pero a medida que la noche caía sobre el desierto, la maldición de la pirámide se desató por completo. Terremotos sacudieron la tierra, tormentas de arena envolvieron el campamento y extrañas criaturas emergieron de las sombras.

Merenptah se enfrentó a la oscuridad con valentía, luchando contra fuerzas antiguas y poderes más allá de la comprensión humana. Sabía que solo deteniendo la fuente de la maldición podría salvar a su reino de la destrucción total.