Capítulo 7. Una rata de alcantarilla

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Despertó agitado por el sueño que estaba teniendo.

Su cara estaba pálida y se encontraba sudando.

–Otra vez ese sueño. Es un maldito recordatorio

Intentó volver a dormir sin tener mucho éxito a cambio.

–Dazai te ves mal –dijo Kunikida

–El embarazo definitivamente me cansa más –miró hacia su abdomen, de vez en cuando sentía una clase de punzada

–Si te sientes muy cansado, puedes ir a casa

–Sólo lo dices por mi condición. Si no fuera por eso ni me lo mencionarías –dijo un poco molesto– me quedo. Tengo trabajo pendiente de todos modos

Dazai salió a recoger un pedido. Sus tareas últimamente variaban hacia cosas más dóciles. Por lo regular le encargaban realizar llamadas, papeleo e ir a recoger sobres o pedidos de artículos en especie que la agencia no puede recibir en persona directamente. Su trabajo de hoy era recoger una USB con información del último caso relacionado al usuario de habilidad que roba esa clase de artículos. El traslado en sí no era peligroso, pero era preocupante porque había datos e información que adquirieron de la última vez que se le vio, así que era muy importante.

Llegó con éxito a su destino y guardó el artículo en su gabardina. Regresó por su camino, pero en ello se topó con una tienda que vende crepas, aunque casi no disfruta los sabores dulces su estómago le exigía comer algo con azúcar. Fue hacia el negocio, sin embargo, en el camino por el parque alguien escondido detrás de un roble lo jaló del brazo y lo mantuvo atrapado entre los árboles frondosos.

–mmmmgh –se quejó al sentir que le cubrían la boca

–No hagas ruido –habló. Era la voz de sus pesadillas. Le soltaron la boca

–¿Qué? –dijo de mala gana mirando a cierto ruso pelinegro

–Ya me enteré que estás embarazado

–¡!

–Ni preguntes. Las ratas tenemos ojos en cada rincón sucio de la ciudad –hizo una pausa y empezó a hablar con una voz tan melosa que era tétrica– qué lindo bebé el que llevas ahí –señaló su vientre– ya tengo el nombre perfecto para él. Mi linaje está creciendo, espero que estés cuidándolo bien, no acepto hijos que nazcan deformes o enfermos

–¿Qué te hace creer que es tuyo?

–Me aseguré de tomarte en un buen momento y calculo que por el tiempo, solamente yo puedo ser el padre. Ya quiero que nazca, le enseñaré todo lo que sé

–Yo en tu lugar no estaría tan seguro de verlo nacer siquiera –sonrió ladino

Fyodor lo miró, sus ojos estaban rojos.

De pronto un golpe seco y hueco se escuchó. Dazai había sido abofeteado en su mejilla izquierda. El golpe le causó confusión y fue tan duro e inesperado que lo hizo soltar una lágrima de dolor.

–Más te vale que ese hijo nazca. Si es mi hijo soy merecedor de mis derechos como padre. Hasta no saber la verdad no me conformaré con otra respuesta

Fyodor se escabulló como la rata que es.

Dazai entregó el paquete en la agencia y se fue a su casa luego de eso… no quería lidiar con nadie más.

La verdadera pesadilla volvió.

Dazai se había embriagado un poco ese día. Había tomado con sus compañeros Tanizaki y Kunikida celebrando que tuvieron una misión exitosa. Cada quien había partido a sus respectivas casas. Pero Dazai decidió tomar un baño de luna esa ocasión. Caminaba bajo las estrellas esperando a que se le bajara el nivel de alcohol de la sangre. Pronto se sintió mareado, antes de que cayera al suelo alguien lo sujetó de la ropa y lo arrastró a un callejón donde el castaño pudo vomitar en un basurero. Le pensaba dar las gracias al desconocido, pero se dio cuenta de que su salvador le cobraría un precio caro.

Entre lo poco que recuerda es que comenzaron los forcejeos. Dazai buscaba la manera de pedir ayuda ya que se sentía débil de fuerzas. Fue amordazado y colocado contra la pared. Sintió que sus pantalones le eran despojados con fuerza y que recibió un par de azotes bruscos en sus nalgas. Quería salir de ahí.

–Sabes… todas las ratas conseguimos lo que queremos; y lo que yo quiero es que me des un hijo. Descubrí tu expediente y sé que eres un doncel… estoy seguro que no habrá nadie mejor para depositar en él mi linaje, así que acéptalo, que serás bendecido con el fruto de mi semilla

Sin preparación previa, Fyodor se introdujo en el ano de Dazai.

–MMMGH MGHH NNOONNOO MGHH –estaba forcejeando tratando de que se detuviera pero con cada arranque, Fyodor embestía más fuerte

Dazai realmente no quería. No quería. No quería. Le gustaba el sexo, pero nunca en contra de su voluntad. Sus ojos salpicaban con lágrimas su rostro y ropa. Lo peor de todo es que Fyodor sabía la forma de hacer que Dazai sintiera placer para que dejara de moverse.

Su pene apuntaba a su próstata mientras era ahorcado suave y a la vez un poco bruscamente. Realmente muy pocos conocían ese fetiche suyo. Quería que se detuviera, pero también quería seguir sintiendo esa corriente eléctrica de placer que le recorría el cuerpo más allá de lo doloroso que estaba siendo.

Unas pocas embestidas más y Fyodor terminó. Se aseguró de llenar tanto su interior sin dejar que nada de su semen escurriera hacia afuera. Masturbó un poco el pene de Dazai para que también terminara y que los espasmos lo hicieran succionar más su semen.

–Ahora sí estás bien lleno

Le acomodó sus ropas a Dazai y le quitó la mordaza. Escuchó los sollozos que soltaba.

–Ya cállate que no eres una niña. Tú y yo sabemos que no eres más que una puta que deja que cualquiera le coja por detrás. Al menos se útil y dame un hijo

Fyodor se fue con la promesa de que regresaría a verlo.

Dazai se tiró a llorar en el suelo de ese sucio callejón.

Desde ese día, no soportaba la idea de tener relaciones y fue la última vez que lo hizo con alguien.

Despertó exaltado en el sillón de la agencia. Ni siquiera se había dado cuenta de que se quedó dormido. El único que estaba presente era Ranpo, quien estaba muy asombrado al ver la expresión de Dazai: asustado, llorando y como si suplicara por ayuda.

Antes de que más lágrimas se juntaran, Ranpo corrió a sostenerlo en un abrazo.

–Yo… no quería –lloraba– no quería que eso pasara –trataba de aferrarse al cuerpo de Ranpo. El mayor de inmediato entendió todo

–No tienes la culpa, Dazai. Nadie te ha culpado y sólo tú tienes derechos sobre ti mismo y tu cuerpo –intentaba consolar al menor

–No quiero… que vuelva a suceder –sentía que su garganta se desgarraba

–Aquí estarás protegido. Despéjate y descansa. Nadie volverá a dañar tu integridad, te lo juro

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Esta es una de las partes más tristes y crueles de la historia. Supongo que por el bien de la trama es necesaria y algunos ya saben qué pasará después. En fin ya saben por favor si percibo comentarios ofensivos o con palabras altisonantes los eliminaré para que Wattpad no detecte

Domingo 7 (Dazai x ?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora