Capítulo 12. Viviendo el embarazo 4

229 27 2
                                    

–Entonces ¿por qué quería venir al parque? –Atsushi preguntó

–Mmm –estaban sentados en los columpios. Habían ido a un parque muy específico, no era uno para caminatas, ni uno de perros, era un parque infantil con juegos. Había columpios, resbaladillas, un pequeño carrusel etc. –algún día vendré con mi hijo al parque y quiero hacerme a la idea de cómo va a ser

Atsushi no entendía muy bien.

–Nunca me han gustado mucho los niños, sin embargo en cuando pienso que algún día tendré a mi bebé en brazos siento una inmensa alegría y me dan ganas de llorar

–No llore por favor –estaba seguro que le contagiaría su llanto

–Por eso quiero ver cómo juegan los niños, cómo las mamás están cerca y cómo los padres juegan con ellos… yo nunca viví algo así en mi infancia pero quiero que mi hijo sea feliz y esté rodeado de amor, aquello que yo no tuve

–Creo que es una forma bonita de ver las cosas –aunque Atsushi quisiera, él no está muy seguro de cómo reaccionar si resulta ser el padre del hijo que espera Dazai. Se siente inseguro al respecto, ¿su hijo lo querrá? ¿podrá cuidar de una familia? ¿Dazai lo aceptaría?...

Y como si el castaño pudiera ver a través de él…

–Yo creo que serás un gran padre. Quizás ahora no lo veas así, pero tienes mucho potencial –sonrió cálidamente– seguro serás cariñoso con tus hijos y no dejarías que sufrieran lo que tú… por eso, seas o no el padre considera bien que ha de ser bonito

Atsushi se conmovió con sus palabras.

En eso llegó una señora y se sentó en otro columpio.

–Ya me cansé de perseguir a mi niño –los saludó– está jugando con sus amiguitos ahora –miró a Dazai– ¿Cuántos meses tiene?

–Seis meses

–Debe cuidarse mucho. Mi hermano era un doncel, pero falleció en el parto. No se cuidó adecuadamente durante el embarazo y se adelantó casi tres meses. Su hijo sobrevivió gracias al respiradero. De hecho yo lo adopté como mi segundo hijo

–Descuide, he estado siguiendo consejos médicos

–Espero que su bebé nazca sano, ojalá en el futuro sea amigo de mi hijo pequeño –la mujer se fue

Dazai se había puesto algo nervioso.

–Me he estado cuidando, Yosano-sensei me advirtió que mi cuerpo podría no aguantar por mi estado físico pero mi salud ha mejorado notoriamente porque no quiero que nada malo le pase a mi bebé

–Yo soy testigo de todos sus esfuerzos –le tomó la mano– y todos lo hemos cuidado, es lo menos que merece

Pasaron los días y con ello llegó el séptimo mes. Dazai cada vez se movía menos y veía su barriga más grande.

–Odio esto –dijo mirándose al espejo– odio las estrías –puso cara de disgusto

–Tu piel está muy tensa y si te sigues rascando te van a salir más –Kunikida ya estaba harto de escuchar sus quejas. Por órdenes del presidente mandaron a Dazai a hacer home office y para asegurarse de que trabajara y no holgazaneara, Kunikida pasaba gran parte de sus días con Dazai trabajando

–Pero me pica –se rascaba con injundia

–BASTA –fue por su maletín– sabía que esto pasaría –le dio un ungüento– disminuirá la comezón y desvanecerá un poco las cicatrices de estrías

–Kunikida-kun se preocupa tanto por mí… pero… yo no me alcanzo a ver dónde las tengo ¿me ayudarías a ponerme la pomada? –pidió con algo de pena, a lo que un avergonzado Kunikida volteó a verlo

Domingo 7 (Dazai x ?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora