Capítulo 6: Esa sonrisa...

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Aeropuerto de Napa

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Aeropuerto de Napa

Ollie bajó del avión, estaba con ropa ligera para el calor. Al final de las gradas hubo un señor que lo estaba esperando con su bolso. Una vez que lo recogió caminó un poco hasta ver a su padre.

– Por Dios – Llevó una de sus manos hacia su pecho y tocó su dije. – Es él.

Estaba vistiendo una camiseta blanca lisa con una chaqueta café y unos jeans de mezclilla. Su piel era adornada por unas pecas en su cara, sus ojos cafés estaban medio cerrados por el sol que le daba en la cara. Su cabello era sedoso y abundante, de un color negro que resaltaba sus facciones.

– ¡Hola Pato! – Su voz era como brisa fresca, tenía un acento peculiar. – Bienvenido a casa.

Ollie se apresuró en ir a donde se encontraba su padre, la emoción era un sentimiento muy fuerte que iluminaba su rostro. Cuando el mayor se agachó a la estatura del pequeño, este último se paró para poder admirar. De repente, sus cosas se sentían un poco más pesadas.

– Acércate y abrázame pequeño – Sergio estiró sus brazos invitándolo. Su sonrisa era cálida, irradiando confianza y alegría. Sus labios curvados hacia arriba revelan su personalidad amable y carismática.

– Eres tú. – La voz de Ollie era débil, pero cuando se acercó a los brazos de su padre, no pudo contener todo lo que sentía. – ¡Al fin!

Se abalanzó sobre Sergio y este a su vez lo elevó del suelo, dando vueltas mientras dejaba besos rápidos en la mejilla derecha de Ollie. Fue un momento repleto de sentimentalismo por parte de ambos. El pequeño no podía creer que estuviera de verdad viviéndolo, todo el verano basándose en una foto, y ahora estaba abrazando al real.

Después de unos segundos lo bajó. – Pato, espero que hayas disfrutado mucho del campamento, porque no vas a regresar. – Pasó su mano para arreglar su cabello de manera suave. – Te extrañe demasiado.

No pudo contenerse y posó otro beso sobre la mejilla del menor. Al separarse agarró las maletas y se levantó de manera lenta mientras regresaba su vista hacia abajo y media la estatura de su hijo. – ¿Qué te pasó, Pato? ¿Estás más alto? – Rodeo su mano por los hombros de Ollie y le dejo un beso en su cabeza.

– ¿Y cómo estás papá? – Su voz se trabó un poco en lo que recordaba los nombres. – ¿Cómo están Charles y los demás?

– Bien, todos están muy bien. – Empezaron a caminar en dirección a la camioneta que se encontraba en el estacionamiento del pequeño aeropuerto. – Y se mueren por verte. Ocho semanas son casi un siglo. Han pasado muchas cosas.

– A mi también me pasaron cosas. – Ollie trataba de disimular su emoción mirando para otros lados y moviendo sus manos. – Me siento como si fuera... un hombre nuevo.

– ¿Qué pasa? – Detuvo su paso. – ¿Me veo raro después de afeitarme?

– No. Es solo que... Bueno, al verte por primera vez. – Se dió cuenta de su error tan rápido. Su acento estaba apareciendo, y esas palabras. – Bueno, padre. Tu sabes. Luego de tanto tiempo. – Sus manos hacían una danza antes de parar en la mitad de su pecho mientras se sostenían una a la otra.

Juego de Gemelos (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora