EmmaEl despertador sonó con su habitual estridencia, rompiendo el silencio matutino. Emma se estiró bajo las sábanas de seda, su mente aún adormecida luchando por salir de los brazos de Morfeo. Sabía que cada día era una batalla para ganar su propia libertad en medio del opulento cautiverio que era su hogar.
Después de unos momentos, se obligó a abandonar la cálida comodidad de la cama y se enfrentó al desafío de enfrentarse a otro día de rigidez y control parental. Aunque los rayos del sol apenas comenzaban a filtrarse a través de las cortinas, el bullicio de la casa ya estaba en pleno apogeo. Los sirvientes corrían de un lado a otro, cumpliendo con las órdenes meticulosas de sus padres.
Se dirigió al armario, donde una fila impecable de uniformes escolares la esperaba. Sus padres habían elegido cuidadosamente cada pieza de su vestuario, desde los zapatos hasta los accesorios, dictando incluso el color de su esmalte de uñas. Emma suspiró, resignada a la falta de autonomía sobre su propia imagen.
Con un suspiro, comenzó a vestirse, preguntándose si alguna vez tendría la libertad de elegir su propio atuendo, de expresarse a través de la moda como lo hacían las chicas de su edad. Pero por ahora, tenía que conformarse con seguir las reglas impuestas por sus padres, incluso si eso significaba sacrificarse a sí misma en el proceso.
Terminó de abrochar los botones de su camisa blanca de cuello alto, tratando de ignorar la sensación de opresión que la envolvía. Sus padres, prominentes magnates financieros, valoraban la imagen y el prestigio sobre todo lo demás. Para ellos, el control era una moneda de cambio que aseguraba su estatus en la alta sociedad.
Mientras se cepillaba el cabello rubio en un elegante moño, repasó mentalmente la lista de tareas que le esperaban en la escuela. Aunque era una excelente estudiante y disfrutaba de aprender, la atmósfera en el exclusivo colegio al que asistía no era diferente a la de su casa. Las expectativas eran altas, las normas estrictas y las oportunidades para la verdadera autonomía, escasas.
Sin duda Maxton Hall era un colegio de futuras promesas, las cuales algún día dirigirían masas de personas, y al que solo asistían los hijos de las personas con gran poder adquisitivo, y uno que otro becado qué luchaba día con día para sobrevivir en ese mundo al que no estaban tan acostumbrados.
Sus padres no solo controlaban su apariencia y su educación, sino también su vida social y sus aspiraciones futuras. Cada paso que daba estaba cuidadosamente planificado para encajar en la imagen perfecta que habían diseñado para ella. Emma anhelaba la libertad de explorar sus propios intereses, de tomar decisiones por sí misma, pero sabía que desafiar el control de sus padres sería enfrentarse a una tormenta.
Con un suspiro resignado, se ajustó el uniforme y se miró en el espejo. Aunque sus ojos reflejaban la determinación de desafiar las cadenas que la ataban, también mostraban una chispa de miedo. Sabía que el camino hacia la libertad sería difícil y lleno de obstáculos, pero estaba decidida a encontrar su propio camino, incluso si eso significaba enfrentarse a sus poderosos padres.
-- Señorita Emma? -- se escuchan dos toques suaves detrás de la puerta, al mismo tiempo que esta se abre -- Sus padres la esperan para el desayuno--
-- Gracias Mary, ya mismo bajo -- respondí con amabilidad.
Bajé las escaleras lo más rápido que pude, ya que mis padres odiaban la impuntualidad a la hora del desayuno.
-- Buenos días familia -- Dije, sin esperar respuesta alguna de mis padres, ya que a ellos les gusta hablar sobre los negocios en la mesa a la hora del desayuno, ya que es el único momento del día donde estamos todos juntos, incluyendo mi hermanita Jane.
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El juego del poder
FanfictionJames, el heredero de un imperio empresarial, se cruza en el camino de Emma, la hija de otra familia adinerada. A pesar de sus comodidades materiales, ambos jóvenes están atrapados en un mundo donde sus padres dictan cada movimiento, convirtiéndolos...