Conociéndose

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Era una noche como cualquier otra, tan gélida e indiferente que mantenía a todos en casaa esas altas horas. Al menos a la mayoría.

Jake iba de regreso a casa después de un largo día. Logró conseguir un pequeño trabajo en una tienda de la colonia, la cual le ayudaba a costear sus lujos. Iba por el sendero de siempre. Nunca paraba, a esas horas de la noche era peligroso si tardas más de lo adecuado, pero esta vez paró por una corazonada. En otras palabras, por un sollozo y gemidos mustios.
Se adentró en un pequeño y tétrico callejón. Exactamente de donde provenían esos sonidos. No estaba seguro de entrar, pero, cuando no se dió cuenta, sus pies comenzaron a danzar hacía delante, pues la curiosidad de aquel ruido le llamaba bastante la atención, incluso si era tan peligroso como parecía.

Madre. Padre. Si muero, digan que fue de amor, no por chismoso.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca logró notar que el sonido provenía de alguien, obvio, pero de alguien bastante y poco conocido. No era nadie más ni nadie menos que su crush de la semana. Desde que llegó al barrio le había echado una que otra mirada en ciertas ocasiones, pero siempre de lejos. Solo se echaba su taco de ojo de vez en cuando, nunca tuvo la intención de hablarle, pero quizás era la oportunidad.
Ni siquiera estaba seguro si aquel chico lo habría notado una vez. Por el amor de Dios que no, le daría mucha vergüenza.

Era exactamente su mero mole.

A jake le bastaban dos cosas en un hombre: que sea honesto y que lo quiera. Ya si eran altos, de pelo oscuro y ojos claros eran puntos extra mega extras, y este chico tenía cara de ser honesto, así que pensó tal vez era el momento ideal para calarlo, pues se encontraba algo embriagado del sueño, así que lo que pasará el día siguiente no le importaría, al menos no en ese mismo momento.

—¿Estás bien, amigo? —preguntó acercándose cada vez más a este, cosa que alarmo al contrario.

—Métete en tus asuntos, ¿quieres? —No parecía ebrio ni mucho menos medicado, solo triste, para un poco de alivio de Jake.

Por otro lado, por alguna razón, Jake no esperaba una respuesta tan poco asertiva, así que no supo de inmediato que más decir. Podría bien seguir su camino y marcharse, al fin y al cabo su curioseo ya estaba medianamente saciada, pero sus pies no lograron moverse para caminar. Quizás debió tratar de correr.

Se arriesgó y consiguió acomodarse en el suelo, a un lado del chico. Este logró controlarse y voltear a otro sitio, esperando que Jake decidiera irse si lo ignoraba.

—¿Estás bien?

—¿Por qué eres tan metiche?

—Hace frío, deberías volver a casa —Hubo un largo silencio incómodo, pues el chico no parecía ser de la calle—. ¿Tienes casa?

—No... Bueno, no quiero ir hoy —Suspiró con melancolía—. Ahora lárgate de una vez, chismoso.

Con toda la confianza del mundo, Jake  se recargó en el hombro del chico y, por fin, este lo volteo a ver.
La noche cada vez era más gélida, quizás por eso su cuerpo trató de buscar abrigo.

—¿Cuál es tu nombre? —se atrevió a preguntar, rindiéndose un poco a la idea de que Jake se marcharía pronto. Pues tampoco de veía con los ánimos de marcharse a otro lugar, y si lo hiciera, estaba seguro que Jake lo seguiría.

—Jake

—Es un lindo nombre.

Y nuevamente hubo un silencio incómodo, pero menos que el anterior. Jake notó que el chico cada vez estaba menos a la defensiva, eso lo tranquilizó un poco. Al fin y al cabo parecían de la misma edad, así que tal vez él era la compañía que necesitaba.

Mi Lugar Correcto [Tom X Jake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora