1. El general Dankworth

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Hola bellas, aún no iniciamos con la historia, pero aquí les dejo el primer capítulo... recuerden que esta historia está completa en Amazon por quien ya no resista la ansiedad de leer y no olviden seguirme en redes sociales, sobre todo en instagram, porque seguiré dando sorpresas.

Londres, Inglaterra.

28 de noviembre de 1917

Briseida despertó en casa de sus tíos. No era el primer día que estaba ahí, de hecho, desde que fue a darle el pésame a su tía Elizabeth, ella no la había dejado partir e insistió en que le hiciera compañía. Aunque no le hacía falta que su madre se lo pidiera, porque lo haría de cualquier forma, ahora su tía sólo sonreía cuando estaban juntas.

La joven se estaba cambiando de ropa cuando de pronto tuvo que salir corriendo hacia el baño, vomitando comida que ni siquiera recordaba haber ingerido. Ya era algo usual, también era normal, después de todo, estaba embarazada y eso era lo único que podía ponerla en pie tras recibir la noticia de que su esposo estaba desaparecido en la guerra.

—¿Te encuentras bien? —tocaron a su puerta—. ¿Briseida?

—Sí —gritó desde el lavabo—, sí, es sólo malestar matutino.

—Bien, traeré algo para ayudarte, tranquila, pasé por esto.

—Anne, no, no te molestes.

La mujer de su primo seguramente ignoraría su petición, pero valía la pena intentarlo. De alguna manera, se sentía culpable de hacer que Anne la ayudara, no quería poner más peso sobre sus hombros; ahora que su primo estaba en la guerra, la que ocupaba su puesto era Anne, era la que estaba al tanto de todo, incluso era quien ayudaba a su tío cuando él podía poner atención a algo diferente a la pérdida de su hijo menor.

Se levantó despacio y cuando la puerta de la entrada se abrió, salió del cuarto del baño para encontrarse con Anne y una doncella que traía consigo una bandeja llena de comida seca que ayudaría a sus náuseas.

—Gracias Anne, no deberías molestarte.

—No te preocupes, soy madre también, pasé por esto.

La mujer traía consigo un largo bastón que solía usar para no tropezar con las cosas que había en el camino, no solía necesitarlo, pero la familia la obligaba para evitarle cualquier lesión y eran diligentes con ella, sobre todo desde que su primo faltaba en la casa.

—¿Mis tíos se han levantado ya?

—No, puedes relajarte, seguirán dormidos, pasaron una mala noche.

—Otra —asintió con tristeza—, mi pobre tía, parece que se consume.

—La entiendo, no sé lo que yo haría si acaso mi bebé...

—Sí —Briseida se llevó las manos a su vientre—, lo entiendo también.

—¿Cómo estás? —Anne se acercó a ella con seguridad y levantó una mano que vagó un rato en el aire hasta colocarla sobre su hombro—. ¿Has tenido alguna noticia alentadora?

—No —susurró—, dejé de esperarla.

—Estará bien, yo tampoco sé mucho de Archivald.

—Creo que es una situación a la que no estaba acostumbrada —concluyó—, estando en el frente, las noticias llegaban rápido, pero aquí...

—Nos atenemos a lo que se nos quiera decir, lo único que llega rápido por aquí, son las malas noticias —apretó los labios—. Como Malcome.

—Debió ser duro estar sola con mis tíos, sé que son personas difíciles.

NORTH [Luz y Oscuridad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora