5. El manipulador

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Londres, Inglaterra.

25 de julio de 1918

Había entrado en labor a eso de las cinco de la mañana de un día nublado, debió preverlo, siendo hijo de North, se esperaría que ese bebé fuera madrugador. El trabajo de parto fue particularmente rápido, lo cual dejó sorprendido al médico que la auxilió en la hazaña, quien, según sus palabras: "Jamás se había sentido tan inútil en un parto".

Briseida, sólo podía agradecerlo, logró asustarse por lo que le contaban las mujeres con experiencia, pero finalmente no tuvo complicaciones y su hijo vino al mundo en apenas un pestañear de ojos. No es que no sufriera dolor, porque lo tuvo, pero fue tan rápido que apenas y pudo darse cuenta cuando todo había acabado y tenía a su hijo en brazos.

Aunque ese gusto duró apenas unos minutos, puesto que el padre de su esposo hizo intromisión en la habitación apenas la hubieran limpiado y adecentado para recibir a alguien. Lo primero que hizo el general fue tomar a la criatura en sus brazos y apartar las sábanas para comprobar por sí mismo el género del bebé.

Una vez hecho esto, el hombre sonrió abiertamente y miró a su nuera, quien estuviese extenuada en la cama. No parecía sorprendida por su atolondrado proceder, por el contrario, era algo que esperaba de aquel hombre que obviamente deseaba un varón de ese nacimiento.

—Lo has hecho bien, querida. —Ella no tenía fuerzas para contestar, así que asintió suavemente—. ¿Tienes un nombre en mente?

—No, no en realidad —ella bajó la cabeza—, pensé que North lograría llegar antes de que tuviéramos que ponerle nombre.

—Entiendo —el hombre regresó sus ojos al bebé—. ¿Qué te parece Noah? O quizá Dustin, o tal vez Malin.

—Así que está obstinado en ponerle a mi hijo un nombre alusivo a los guerreros —sonrió la joven—, debí imaginarlo.

—Es lo que se esperará de este pequeño —lo arrulló.

—Me gusta Noah, me parece diferente.

—Bien, estoy de acuerdo —el hombre siguió meciendo al niño—. Es precioso, espero que tenga los ojos de North, son los de su madre.

Briseida se acomodó sobre la cama, mirando a su suegro con una sonrisa, parecía fascinado con el pequeño y sinceramente, a ella no le molestaba, entre más querido fuera ese niño, mejor.

—Es madrugador como ustedes y como mi padre.

—Tiene el linaje de un militar, eso seguro —asintió embelesado y después miró a su nuera—. ¿Cuándo piensas mudarte a casa?

La joven entonces se sentó mejor y miró a sus piernas estiradas.

—Quisiera recuperarme aquí, general.

—Entiendo perfectamente, no pretendo presionarte, pero es mi deseo pasar el mayor tiempo posible con Noah ahora que mi hijo... —cerró los ojos—. Sólo quiero sentirlo cerca.

—Y no le negaré eso, general, se lo aseguro.

—Creí que habíamos llegado a un acuerdo —la miró—, cariño, tú eres una Dankworth ahora, lo sabes, este bebé es enteramente un Dankworth.

—Por favor, general.

—Está bien —el hombre cedió con facilidad al encontrarse fascinado—. Será como tú digas, esperaré el día en el que decidas ir a casa, las puertas estarán abiertas siempre.

NORTH [Luz y Oscuridad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora