CAPÍTULO 8

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Y el árbitro pita el final del partido...

Esto es, sin duda alguna, un dramático final.

¡3 a 2!¡Unos y otros fueron dominados, fue una lucha despiadada hasta el final!... ¡el Meiwa derrotó al Furano con muchas dificultades!

El Furano se quedó a un paso de ganar, no, ni siquiera a medio paso.

Podrían haber ganado con el penalti del final del partido, si no hubiese sido por la aparición inesperada de Wakashimazu que lo detuvo. Entonces el violento gol de Hyuga a destruido todas las esperanzas del Furano.

Desde el interior del consultorio médico, los gritos de la multitud resonaban, indicando que el partido había terminado.

Sentía un nudo en el estómago al recordar cómo había terminado en esta situación. Había luchado tanto para llegar a este punto, parte de mis intenciones iba de la mano con querer demostrarle a Hyuga que jugar sólo no era una opción, pero la mala suerte se había ensañado conmigo. Me invadió una sensación de inutibilidad y vergüenza.

Estaba postrada en cama, aún bajo el cuidado de la tía Natsuko, la madre de Tsubasa. Agradecía su amabilidad al ofrecerse a cuidarme mientras esperaba la llegada de mi madre a Tokio.

─ Dios mío, nena. Cómo te ha dejado ese chico─ decía mi tía mientras me entregaba los antiinflamatorios, su voz cargada de una preocupación genuina.

─ Fue un accidente, tía. Siempre pasan este tipo de cosas─ respondí tratando de restarle importancia, aunque por dentro me consumía la frustación.

─ Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme. No sé cómo reaccionará tu mamá ante esto.

"Si te hacen algo, te iras de ese equipo inmediatamente."

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar sus advertencias. Sabía que si me veía en ese estado, conociéndola, podría sacarme del equipo sin pensarlo dos veces.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el entrenador Kira que había entrado con Hyuga sosteniendolo de su hombro. Al parecer, apenas terminó el partido, el cuerpo de Hyuga no resistió más y se desmayó por la fiebre.

Cuando terminaron de atenderlo, ambos quedamos a solas en el consultorio.

─ Te dije que tenías fiebre, debiste buscar al doctor antes.

Hyuga solo chasqueó la lengua.

Era irónico que ambos estuviéramos allí.



La noche había caído en Tokio. Nos reunimos en el salón del hotel para cenar después de un largo día. Para mi sorpresa, Wakashimazu apareció de repente, decidido a quedarse con nosotros.

Estábamos todos presentes, excepto Hyuga, que tuvo que quedarse en su habitación por la alta fiebre que lo había debilitado. Mientras cenábamos, aunque todos conversaban animadamente, no dejaban de lanzarme miradas curiosas. Las gasas en mi nariz, resultado de un accidente, eran difíciles de ignorar y parecían ser el tema implícito de todas las miradas furtivas.

─ ¿En qué momento llegaste, Ken?─ Pregunté a mi amigo.

Nadie tenía previsto que vendría. Es decir, si lo sabíamos, pero no justo en un momento tan crítico. Aunque su aparición en mitad del partido contra el Furano fue un milagro.

CAMPEONES | Kojiro Hyuga y Tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora