02: Arrepentimiento insensible

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"Destruirte no era una opción, ni siquiera era una solución al vacío que abundaba mi pecho en resentimiento, mi naturaleza, transformarme en tus peores miedos para que así pudieras depender de la adrenalina que sólo yo podía disparar en tu corazón frío, marcado por las grietas que la pérdida te hizo cicatrizar, convirtiéndome en el único testigo de tu llanto, mi medicina, esas gotas cristalinas que sólo por mí podías derramar".

"Destruirte no era una opción, ni siquiera era una solución al vacío que abundaba mi pecho en resentimiento, mi naturaleza, transformarme en tus peores miedos para que así pudieras depender de la adrenalina que sólo yo podía disparar en tu corazón...

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La mañana siguiente Taehyung no pudo esconder su felicidad, su madre se molestaba demasiado cada vez que lo veía reír para sí mismo, tanto que terminaba gritándole cosas sin sentido. El pequeño pudo soportar el dolor de cabeza que le causaban los gritos de su madre, pues no le daría el gusto de quitarle la felicidad que su padre le había otorgado con ese regalo tan sagrado, "su primera cámara".

Para cualquier niño de su edad sería un objeto absurdo que perdería valor con los años tras ser descuidado y maltratado, pues a los nueve años qué niño logra cuidar lo que le regalan, son pocos y él entraba en esa categoría, pues cuidaría de esa cámara con su vida entera. Decidido a estrenarla luego de mostrársela a Karan.

Inocentemente colgó la cámara en su cuello, confiando en que el listón grueso de color escarlata que se ajustaba a sus costados no la soltaría tras dar un paso descuidado.
Cuidando que nadie estuviera cerca, el castaño sigiloso entró al sótano, bajó las escaleras lentamente y dejó la puerta semiabierta por el miedo que tenía a quedarse encerrado de nuevo. Se recostó sobre el suelo abrazando la cámara contra su pecho, cerró sus ojos y entre suspiros recordó la canción que escuchó el día que conoció a Karan, recordó como sonaban los primeros acordes de la guitarra y el resto de la melodía hasta adormecerse, su cuerpo se sintió cada vez más liviano, sin poder contar los segundos, el viento tibio y rayos del sol abrazados a su piel lo forzaron a abrir sus ojos, Karan se encontraba de pie un poco inclinado viéndolo desde arriba de su cabeza que reposaba contra el jardín, ésta vez lleno de gardenias.

—¡Karan!—Taehyung gritó emocionado levantándose súbitamente y dándose la vuelta para abrazarlo, el pequeño azabache de overol amarillo lo recibió en sus brazos mientras una sonrisa cálida se le formaba hasta levantar un poco sus mejillas sonrojadas—. Te extrañé muchísimo, Karan. No podía sonreír sin ti a mi lado, eres mi único amigo en el mundo. ¡Mira, papá me compró una cámara y tiene tu inicial!

Asi te acompañaré a todas partes, Taetae.

—¡Déjame tomarte una foto!—el castaño pidió emocionado.

—Tómame todas las fotos que quieras, Taetae.
 

Taehyung entusiasmado colocó la cámara contra su ojo izquierdo, con torpeza enfocó la cara del pelinegro, su belleza lo tenía maravillado, sus ojos negros tenían un brillo deslumbrante, a pesar de ser tan oscuros como un agujero negro podían reflejar las luces moradas de un atardecer antes de la media noche, su sonrisa le recordaba a un conejito blanco, era hermoso, tan hermoso que lograba confundir a su corazón frágil.

ATARAXIA © - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora