07: Acometido infigurable

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"Correr no era suficiente, resbalarme parecía ser más agradable, aunque desgarrara mis manos, mis pies y mis rodillas, nada sería suficiente para saciar al monstruo dentro de ti, porque éramos iguales, anhelabas verme desangrándome de amor por ti, llorar y maldecir hasta que mi lengua pudiera ser arrancada y comida por ti, porque éramos uno, yo era tu reflejo inverso, tan emocional, abrumador para tu corazón vacío y agrietado en tu lucha constante por sentir algo más que dolor, ese lazo sangriento que nos uniría, que crearas mi realidad, aquélla que no dejaba de delirar en mi mente trastornada, los sueños que te adueñaste para sentir algo, tu definición de amor, admiración, mi obstinación".

"Correr no era suficiente, resbalarme parecía ser más agradable, aunque desgarrara mis manos, mis pies y mis rodillas, nada sería suficiente para saciar al monstruo dentro de ti, porque éramos iguales, anhelabas verme desangrándome de amor por ti,...

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La mañana siguiente Taehyung se apresuró para bañarse y cambiarse una hora más temprano que de costumbre, de camino al autobús, sus pasos resonaron en las calles solitarias mientras sostenía su cámara fijamente contra su mirada poseída, ignorando el dolor en su espalda por su postura encorvada, pues sólo así podría cubrir el video que estaba viendo con éxito.
Su vecino, el que creía era Karan, era el protagonista de aquél video que lo tenía más que hipnotizado, fascinado, por sus facciones perfectas y su piel blanca más brillante que los faroles del vecindario ese día.

Entre risas infantiles, Taehyung guardó su cámara en su mochila, para luego subirse al autobús que se encontraba parcialmente solitario, con una mirada deslumbrante, ligeramente oscurecida por sus ojeras moradas, mirando hacia la ventana el cielo nublado, se colocó sus audífonos para disfrutar de una melodía tranquila en todo su trayecto al colegio.

Seraphic de Thomas Brevik comenzó a reproducirse en sus oídos y el adormecimiento lo obligó a descansar su mentón sobre sus brazos recargados contra el asiento vacío de enfrente, se dejó llevar por el violín que acompañaba a las notas apresuradas del piano ansioso por llenar los espacios de silencio en la melodía y comenzó a cerrar sus ojos, dejando que la oscuridad lo abrace en un sueño ligero. De pronto se encontró corriendo en medio de un bosque tenebroso donde sólo risas podían escucharse entre las ramas secas que él iba destruyendo con cada uno de sus pasos, inevitablemente se tropezó impactando fuertemente contra la tierra rocosa que antes soportaba sus pisadas, de entre las sombras y los árboles torcidos comenzaron a salir personas sin rostro hasta acorralarlo completamente, gritos desgarradores salieron de su garganta ronca al sentir las manos violentas de aquéllas personas tocarlo hasta ensuciar por completo sus extremidades adoloridas, los frotes comenzaron a volverse más intensos hasta convertirse en rasguños que marcaron su cuerpo ahora desangrándose, sus gritos fueron obstaculizados por una de las tantas manos que lo tocaban hasta causarle una asfixia que lo despertaría jadeando con un dolor fuerte en el pecho y su entrepierna.

Un grito aterrado salió de su garganta al ver al tipo mayor que se encontraba sentado a su lado con su mano gorda y venosa contra su intimidad, su reacción al instante fue alejarlo y con coraje propinarle repetidos golpes contra su rostro, hasta bajarse asustado del autobús y correr por la calle que lo llevaría al colegio. Lágrimas bajaban por sus mejillas, se sentía sucio hasta el punto de querer vomitar y sus piernas temblaban con cada paso que daba, no podía creer lo que le había pasado, la impotencia lo invadió al darse cuenta que nadie le creería lo que había sucedido, su madre no se preocuparía en lo absoluto, su hermana lo juzgaría y no tenía ningún amigo a quien contarle sobre lo ocurrido.

ATARAXIA © - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora