"Ser condenado injustamente fue mi peor castigo tras probarme libre de pecado ante ti, en vano contra tu mirada desmembradora, aquella que me desnudó para mostrarte mis cicatrices, las marcas que deseabas borrar en mi para reconstruirlas con tu pulso bestial, dejando en mi tu firma personal, esa que delineaba el amarillo casi dorado de las llamas calientes del infierno que nos poseía con devoción, convirtiéndome en tu lienzo feroz, liberado tras conocer la sumisión, mi verdadero color, tu sabor favorito".
El silencio sepulcral abarcaba el oxígeno en el tanatorio, todos mantenían sus cabezas agachadas, evitando el contacto visual, con sus trajes negros minimizando sus movimientos, incomodándolos hasta que su atención recayera completamente en la llegada de la familia Kim.
Hyejin lloraba desconsolada en los brazos de su madre que con unas gafas oscuras escondía su mirada cansada y sin la capacidad de derramar al menos una lágrima por su difunto esposo, contrario a lo que la gente pudiera imaginarse, ella se encontraba aliviada por ya no tener que verlo más en casa.
Taehyung lloró en silencio con su cuerpo desganado aferrado al ataúd de su padre, su mirada no pudo ni siquiera ver un poco de su cuerpo frío ya que de solo recordar su sangre tibia escurriéndose por sus manitas las ganas de vomitar se quedaban estancadas en su garganta. Nadie lo abrazó para consolarlo mientras su mirada iba perdiendo vida, nadie se disculpó, nadie sintió pena por él, el mejor amigo de su padre lo vio con indiferencia y su madre le susurró:
—Que te quede claro, él murió por tu culpa.Sus palabras lo atravesaron como dos cuchillos hirviendo en injusticia, el dolor tras escucharlas lo hizo quedarse sin aliento, luchando por respirar, llorando sin parar, terminó arrodillado con únicamente su mano sujetando el vidrio que alejaba su tacto del cuerpo inerte de su padre.
Se veía vulnerable, desprotegido como una bella mariposa, esperando por renacer o despertar de esta pesadilla llamada realidad.
Taehyung entendía perfectamente que nadie compartía su dolor en esa habitación, ya que sólo el compromiso los tenía atados a ser presentes del duelo ajeno, pues eso los haría más humanos, más imperfectos, más egoístas, más comunes.
Al castaño no le sorprendió que su madre rechazara la oportunidad de decir unas últimas palabras en la ceremonia antes de la cremación, pues sabía que no tenía nada que decir, nada que desear o de que arrepentirse, nada que realmente quisiera revelar ante el mundo donde tenía que permanecer intactas las apariencias, viéndose como la viuda perfecta y como la esposa perfecta que algún día fue.
El pequeño anhelaba que la urna de su padre fuera instalada en casa, pero era demasiado pequeño para tomar una decisión así y legalmente su madre ya había firmado para que la urna se quedara en la funeraria por los próximos veinte años, detrás de un cristal transparente en un mueble de acero que la separaría del resto de urnas.
Su padre merecía que su alma estuviera libre, no olvidada en un rincón solitario, él valía más que eso, Taehyung hizo una promesa ese día, visitaría a su padre con frecuencia para que no se sintiera solo, le hablaría pues era la única persona que realmente lo escuchaba, viajaría a cada una de las ciudades a las que el viajó para sentir que lo acompañaba en cada uno de sus pasos y trataría de no defraudarlo.
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ATARAXIA © - Kookv
FanfictionSu cámara lo acompañaba muy escondida en la mochila que resguardaba su postura encorvada, mientras su mirada agobiante era cubierta por sus generosos mechones largos de cabello que lograban esconder la lujuria que tenía por aquél pelinegro brillante...