-Ten más cuidado-, gruñe Ellie, su voz mezclada con un toque de irritación mientras coses meticulosamente el profundo corte en su hombro. La habitación se llena de un silencio pesado, una tensión silenciosa flotando en el aire, como si el peso de su conversación inconclusa los estuviera asfixiando a ambos.
Había buscado consuelo en tu presencia una vez más, a pesar de que había sido ella quien cortó el frágil hilo que unía tus corazones. La excusa que ofreció fue, en el mejor de los casos, débil: tu casa resultó ser el refugio más cercano donde podría encontrar un respiro para su cuerpo maltratado, donde podría recibir la atención que tan desesperadamente necesitaba.
Tú fuiste quien tuvo que soportar el peso de su decisión. El peso de venganza por la muerte de Joel había eclipsado el amor que habían compartido, dejándote descartado como una reliquia olvidada. Había afirmado que tu presencia en su vida se había convertido en una distracción, un obstáculo para su incesante búsqueda de odio y venganza. Odiaba tomar esa decisión.
A medida que cura sus heridas, un es cada punto de carne y tendón, se siente más desgarrado, impidiendo la mirada. No puede evitar maldecir su propia debilidad, la forma en que su corazón aún tarde por ti cuando quiso dejar esto atrás. Odia esto, odia tener que ser algo que pisar en tus recuerdos; Ella nunca quiso ser frágil, pero sabe que no está en su vida lo pone en un estado extraño, sin saber qué hacer.
-Ayudaría si no te movieras tanto.- murmuro suavemente, estaba tan concentrada en señar la herida, haciendo cuidadosamente sin querer lastimarla.
Ellie abre la mandíbula mientras termina de coserle la herida, siente su pulso palpitar debido al dolor, a pesar de sus mejores esfuerzos por mantener una expresión estoica. El dolor que irradia la herida combinado con los recuerdos de su pasado sólo sirve para irritarla aún más.
Se aleja de tu toque, una acción inconsciente alimentada por una mezcla de dolor, orgullo y restos de sentimientos heridos. La habitación vuelve a caer en un silencio incómodo, el aire está cargado de emociones sin resultados.
- ¿Se terminó?- pregunta, su tono es seco.
-Si, la herida esta totalmente sellada y desinfectada.- Dijiste mientras limpiabas la agua y deja cosas que utilizo para ayudar a su herida, rebuscaste en el botiquín algún medicamento que ayude a calmar su dolor. - Te dare una pastilla, te ayudará con el dolor- Un destello de alivio cruza su rostro ante tus palabras, pero rápidamente lo oculta con su comportamiento habitual.
-No lo necesito- , murmura, su orgullo se niega a admitir el dolor que todavía palpitaba en su hombro a pesar de que quería demostrar lo contrario.
Estaba testaruda, como siempre, e incluso la idea de tomar una pastilla para aliviar el malestar que parecía una debilidad. No, ella no podría hacer eso, no frente a ti...
- Ellie, te ayudaría con el dolor- protestaste sabiendo que lo más probable sería que volviera a rechazar tu oferta, después de todo, nunca te escucharía.
Un destello de remordimiento cruza su rostro al ver la frustración en tus ojos, pero rápidamente queda enmascarado por su fachada obstinada. Su voz baja levemente, delatando un atisbo de vulnerabilidad.
- Lo sé - sus ojos se alejan de los tuyos. -Pero no necesito tus pastillas. Puedo controlar el dolor por mi cuenta - ,Se pasa una mano por el pelo, un gesto frustrado que delata su conflicto interior. Una parte de ella quiere aceptar tu ayuda, pero su orgullo no se lo permite.
- ¿Sabes?, me provoca abrirte la boca y hacerte tragar la maldita pastilla.- sonó más como una amenaza, pero no importaba lo que fuera con tal de que se tragara la píldora. Su actuación fingida de estoica y fuerte no sirve contigo, ella debería saberlo.
La mandíbula de Ellie se abre y sus ojos se estrechan ante tus palabras. El desafío en ella se agita, la terquedad se niega a dar marcha atrás. -No te atreverías -responde, su voz mezclada con un toque de desafío. Se inclina hacia atrás, con un desafío silencioso en su mirada para que veas si realmente lo cumplirías. El dolor en su hombro golpea como un ruido sordo, un recordatorio de su terquedad.
-¡Actúas como un mocoso!- rodeaste los ojos, no tenías hijos pero aquí estabas, lidiando con una chica más grande que la barba de santa. - ¿Realmente eres un dolor de espalda, lo sabias? -Una burla se escapa de sus labios, una mezcla de irritación y diversión en su expresión.
- Y eres un dolor persistente en mi trasero - responde, con un atisbo de sonrisa tirando de la comisura de su boca. Su expresión desafiante se suaviza ligeramente, el muro de terquedad comienza a desmoronarse ligeramente. No puede evitar el brillo divertido en sus ojos, un breve destello de agradecimiento por su determinación. - No te rendirás, ¿verdad? - murmura, con un atisbo de resignación en su tono.
Aparte de la mirada y la tensión en sus hombros se vuelve aún más evidente, una señal de su lucha interna. Su orgullo todavía lucha por aceptar tu ayuda, pero puede sentir que su resolución se debilita. - Ok Williams, lo pediste. - amenazate mientras tomabas la caja de la pastilla en tus manos
Los ojos de Ellie se abren con sorpresa y su terca fachada comienza a debilitar- Espera, en realidad vas a - comienza a protestar, pero sus palabras se interrumpen cuando ve la determinación en tus ojos. Aprieta los dientes, con una mezcla de molestia y resignación en su rostro. Ella sabe que no vas a dar marcha atrás, y su orgullo por sí solo no te impedirá obligarle a tragar la pastilla.
Cautelosamente te sube en su regazo, inmovilizando sus piernas. -Abre la boca, mocosa-. Sosteniendo su barba. Intenta protestar, pero tu firme agarre en sus piernas y tu proximidad la dejarán sin palabras por un momento. - ¿Qué estás haciendo? - Pero tú no exiges lo interrumpido. Traga saliva con dificultad, con una mezcla de irritación y fascinación en sus ojos. De mala gana, abre la boca y cumple a regañadientes tu orden.
Sonríe feliz de haber logrado tu cometido mientras deja caer la pastilla en su boca - Esa es mi chica, ahora trágala. - dijiste con un tono firme, pero en el fondo solo hay afecto y preocupación por su bienestar, tus manos acarician lentamente su cabello, pasando los dedos por sus cortos mechones, la extrañaste..
Se encuentra inclinándose hacia tu toque, su cuerpo inconscientemente busca más de tu ternura. -No soy un perro, ¿sabes? - Se queja, su voz traiciona el atisbo de un puchero. A pesar de sus desafiantes palabras, sus ojos se cierran momentáneamente mientras disfruta la sensación de sus dedos recorriendo su cabello.
Mientras continúa acariciando su cabello, su guardia comienza a flaquear. Los muros que había construido alrededor de su corazón comienzan a desmoronarse, permitiendo que resurjan los sentimientos enterrados de amor y afecto. Cada caricia de tu mano en su cuero cabelludo le recuerda cuánto ha extrañado tu toque. Abre los ojos y encuentra tu mirada con una mezcla de vulnerabilidad y afecto - Estás haciendo que sea difícil seguir enojada contigo - murmuras, tu enfado se desvanece lentamente.
- Entonces no lo estés..- Su pulgar traza pequeños círculos en el dorso de tu mano, un gesto suave, casi inconsciente, que delata su creciente afecto. - Odio cuánto me he perdido esto - admite en voz baja, sus ojos se dirigen a tu rostro y luego miran hacia otro lado, con un atisbo de vulnerabilidad en su mirada. La pastilla comienza a hacer efecto, haciendo sentir más somnoliento y relajado.
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¡Feliz mes de orgullo!, espero que les vaya bien ^^
Me he demorado al subir capitulos, no por no querer, si no por falta de ideas.
Entonces, solicitudes abiertas (súplica)