—Estoy segura de que guardé en cada compra mi tarjeta de identidad, papi...
Malika se sintió algo desesperada por la perdida de su identificación, un puchero adornaba su labio inferior y en su cabeza se repetía del como rayos perdió de ella. ¡No lo comprendía!
Su día había estado tranquilo, pudo conocer casi toda la ciudad y también pudo conocer a un chico, un chico bastante lindo e irreal.
—Regresaré mañana al centro, probablemente la dejé en alguna de las tiendas en las que gasté dinero, ¡No te preocupes! Me iré contigo en la mañana y la buscaré...
—Tienes tu primer día de universidad mañana, no quiero que faltes —la morocha casi lloriqueó por eso. Era la primera vez que perdía su identificación, ¡Siempre la llevaba consigo a todas partes! Y a esas alturas dedujo que no la encontraría— Tus clases empiezan a las once, el restaurante abre a las ocho, tendrás algunas horas para poder buscarla.
Se levantó del sofá en un berrinche y se acercó al sillón en dónde él se encontraba descansado mientras disfrutaba de un delicioso chocolate caliente.
—Un día caluroso para una noche fría —la abrazó por los hombros y ella suspiró no queriendo decir nada más. Poco a poco sus ojos comenzaron a cerrarse, a Malika la estaba llamando Morfeo a un profundo sueño y el señor Benarroch, disfrutaría de tener a su bebé entre sus brazos esa noche— Descansa, mi amor.
Y así fué, Malika se quedó dormida en los brazos de su padre cómo a la niña consentida que era.
La noche pasó y era hora de levantarse, su padre ya se encontraba listo y ella. Bueno... Ella estaba buscando sus zapatos favoritos y sus calcetines de la suerte.
—¿Calcetines de la suerte? —la miró de pies a cabeza y su niña se miraba muy guapa. Malika se encontraba atando el cabello en un moño alto, su cabello rizado le dió el toque de verse mucho más cool de lo que se sintió. Se acomodó los pequeños rizos que caían por su frente y se giró a ver a su padre lista para poder empezar ese día— Te ves hermosa...
—Calcetines de la suerte por ser mi primer día de universidad en Transilvania y también para poder encontrar mi identificación —explicó caminando en dirección a él para poder abrazarlo— Tú te ves guapo hoy...
Éste rió tomándola suavemente de sus mejillas. Sonrió encantado al verla a los ojos, esos hermosos ojos azules que su madre le había heredado.
—Me agrada que el restaurante haya hecho todo lo posible para traer tu auto —dijo poniéndose el cinturón, se agachó para ver si llevaba todo en su mochila y sí. Ella estaba lista para un gran día— Déjame en el centro, caminaré hasta republicii...
—¿No compraste nada en republicii? —ella negó, al mayor se le hizo muy extraño que en el lugar más repleto de tiendas su hija no haya comprado absolutamente nada— Sólo ten cuidado, por favor.
—No te preocupes, sé defenderme sola —mencionó alzando su puño— No por nada el mejor papá del mundo me enseñó artes marciales mixtas...
—Eres mi bebé, ¡Por Dios! —espetó casi totalmente irritado, Malika rió por eso— No puedo dejar que un depravado o un ladrón intente hacerte algo malo —masculló entre dientes acelerando un poco pues no estaban muy lejos de su destino— Tengo una hija fuerte y saludable, por eso no quiero que dejes tus entrenamientos.
—Buscaré un gimnasio de boxeo luego, quiero adaptarme primero a la universidad.
Su padre se estacionó en su destino luego de unos minutos y ella bajó agarrando de su bolso, dejó su mochila en el asiento en dónde venía sentada y le puso el cinturón de seguridad pues asi evitaba que los libros que llevaba dentro llegasen a dañarse.
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SangrexBelleza(+20)
Vampiros-Deberán encontrar a la mujer perfecta, una mujer cuya belleza sea intacta al convertirse en una de ustedes -fué lo que explicó aquél ser oscuro y siniestro frente a ellos, los chicos ni siquiera sabían cómo funcionaba exactamente el convertir a un...