Capítulo 7.

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—Amo las verduras —sonrió al ver su platillo frente a ella, éste traía consigo una muy bonita presentación y el olor era delicioso. Lo observó mejor y pudo darse cuenta que había algo de pechuga bañada en una salsa que supuso era de hongos, su curiosidad por saber si era algo que podría comer, se había cruzado por su mente— Amm...

—Puedes comer tranquila —dijo en suma gracia al haber visto cómo ella se ponía colorada por lo que había visto en su plato— No es algo que no hayas comido antes, no te preocupes, linda —Malika alzó su mirada y lo vió bebiendo de una copa. Isagi se miraba muy a gusto, la morocha supuso que eso era sangre porque lo que había ahí dentro, se miraba un poco espeso.—

—Tengo mucha hambre —mencionó desviando rápidamente su mirada pues Isagi la comenzó a hacerse sentir nerviosa. A demás, se miraba muy lindo, llevaba una camisa algo ceñida a su cuerpo con mangas largas y cuello de tortuga— Chigiri me habló sobre la razón del porqué estoy aquí...

—¿Y qué te pareció? ¿Ya lo pensaste? —ella llevó un bocado de aquella misteriosa carne blanca a su boca, masticó lentamente esperando que no supiera mal y rápidamente, su boca fué bendecida— ¿Te gustó?

—Está delicioso —afirmó cubriendose un poco la boca, Isagi notó el cómo sus mejillas estaban sonrojadas. Sus labios gruesos se miraban apetitosos y esa noche, esperaba con ansías poder besar esa boca al terminar su cita— Normalmente degusto del sazón de papá...

—Tu padre es un gran chef, mis hermanos y yo quedamos encantados por ello —Malika devolvió su vista en dirección a él, Isagi estaba comiendo hígado... (Pero no era hígado de un animal)Era el órgano que más adoraba disfrutar de poder comer— Si te quedas con nosotros, tu padre podrá quedarse contigo siempre y cuando acepte lo que somos y lo que serás.

Malika no dijo nada, es más, se puso a pensar mucho. ¿Lo que será? ¿Acaso tenían pensado en convertirla en una de ellos?

La cena se sintió algo larga, pero hubo una gran conversación entre ambos. Llegó a un punto en dónde Isagi no dejaba de verla a los ojos. Admitió que los amaba, eran como 2 océanos en su mirada.

—¿Puedo preguntar algo? Me dió mucha curiosidad cuando llegué aquí —mencionó limpiandose la comisura de sus labios con una servilleta, esperando que su pregunta no hiciera sentir incómodo a aquél vampiro.—

—Claro, linda...

—Miré una pintura en la lobby que llamó mucha mi atención —Isagi tensó su semblante cuando ella hizo ese comentario, era muy obvio que preguntaría en cualquier momento... Jamás se imaginó que sería tan pronto— Me recordó mucho a la creación de Adán, sólo que...—se quedó un momento en silencio mientras sorbía su nariz, el ojiazul se apoyó contra la mesa y buscó su mano para poder tomarla. Malika lo miró besarle los nudillos suavemente y no sólo eso, Isagi la estaba olfateando— No hagas eso —rió llamando su atención— Me haces sentir una presa más...

—No te olfateo para que te sientas de esa forma, te olfateo porque tu olor es demasiado asombroso —halagó haciéndola sonreír por lo bajo, Malika no le quitaba la vista de encima— ¿Podría darte un beso?

Ella tragó saliva, ni siquiera le había respondido a su duda. ¿Aceptaba? Malika se sentía entre la espada y la pared. Bajó su mirada en dirección a sus labios y justo en aquél instante sintió las ganas también de poder probar los besos de otro de esos hermanos. Malika no comprendió el deseo, pero...

—Por supuesto.

[Ay, Malika.]

El ojiazul sonrió ante esa respuesta, ella había aceptado a su deseo. Se puso de pié invitandola a que también lo hiciera junto a él y la sujetó de la cintura. Qué bonita era, era cómo tener una delicada muñeca entre sus manos.

SangrexBelleza(+20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora