La reina caminaba por los pasillos del castillo rumbo a la habitacion de su amado hijo, para Inko la seguridad del joven príncipe es lo más importante sin duda y siempre se aseguraba que todo en el castillo estuviera en orden y sin ningún error en los turnos de custodia de la torre principal; a medida que sus pasos le llevaban a la habitacion de Izuku, veía con una sonrisa cada cuadro pintado por el artista real escenas como cualquier otra familia, el primer retrato que tuvieron cuando apenas era un bebé, la boda con Yagi su amado esposo, su pequeño príncipe recibiendo la corona, la celebración de su cumpleaños número 20, Izuku en medio del jardín principal del castillo; tantos momentos hermosos que veía plasmados en los cuadros, recuerdos que lastimosamente su pequeño no podía rememorar pues habían pasado apenas 4 años de su más grande angustia.
Su magia no era poderosa como la de su hijo, pero si sabía como utilizarla a su favor, borrando las memorias de Izuku y de cada habitante de su reino.
•••
— Izuku mi niño, no sabes lo feliz que somos tu padre y yo de ver que pronto tú te convertirás en "la reina" de este país y del reino vecino...—
Inko tomaba la mano de su esposo con amor y emoción ante la amplia sonrisa de hijo.
— ¡Madre estoy muy feliz! El príncipe Shoto ha sido muy bueno y amable conmigo desde que nos conocimos, se fija en cada pequeño detalle sobre mi...—
El rey dejó salir una carcajada con orgullo.
— Sería muy tonto de su parte no hacerlo querido hijo, eres hermoso como tu madre, gentil, el regalo mas importante que One for all nos pudo haber dado, no sólo eres la prueba del amor que tu madre y yo nos tenemos, eres el omega imperial, un ser importante y respetable en nuestro reino, mi hijo, mi hermoso pequeño —
Se acercó el rey para abrazar el pequeño cuerpo de su hijo quien sin duda le respondió.
Fue entonces que como cualquier madre una sensacion extraña se alojó en su pecho, Suspiró únicamente pues la sonrisa de Izuku lo era todo para ella, siempre fue su hijo la prioridad, su sol de cada mañana.
— ¡¡Majestad!! —
Un guardia real muy importante para la seguridad en el reino se adentró en el castillo buscando al rey.
— Tsukauchi?... Que esta pasando? — Yagi se levanto de inmediato poniendo su cuerpo frente al de su esposa e hijo.
La apariencia de su leal servidor era muy mala, estaba cubierto de sangre que se podía notar que no le pertenecía y heridas ligeras en su cuerpo.
— Un ejército se acerca! Mis subordinados están cayendo majestad, utilizan magia y le aseguro que no es como cualquier otra, necesitamos la habilidad de la reina o la del joven príncipe, si esto sigue así caeremos en menos de dos días...—
En sus 30 años de reinado nunca había presenciado un ataque así, el reino nunca tuvo ninguna diferencia con los países vecinos, al contrario habían creado lazos que fortalecian aún más sus relaciones, entonces quien se atrevía hacer tal fechoría, de inmediato empuñó su espada y giro la vista a su familia que tenían expresión de tristeza y total preocupación.
— Inko querida, vayan a la torre donde están las habitaciones de laberinto, no sueltes a nuestro hijo, voy a protegerlos a todos —
La reina de inmediato asintió tomando la mano de izuku, quien en ese momento solo pudo exclamar con cierta desesperacion, deteniendo los pasos de su madre.
— Padre! No! Déjame quedarme, quiero ayudarte con las predicciones de peligro, se que aun no estoy acostumbrado a eso pero quiero ser de ayuda! —
Sin duda su pequeño hijo era lo más hermoso y puro del mundo, pero no iba arriesgarlo sabiendo que apenas empezaba a tener las predicciones y a conocer del poder de curación, así que solo acaricio sus rizados cabellos.
— Izuku hijo, esto no es un juego hay vidas en riesgo y tu no eres ninguna excepción, apenas conoces tu poder, te quiero a salvo con tu madre...—
De inmediato señaló a unos guardias que se los llevarán, Izuku únicamente pataleo por quedarse pero fue en vano, el guardia era más alto y fuerte que él, fue donde empezaron a correr aquel lugar que había creado Inko para situaciones así.
A medida que iban corriendo hacia la torre, un silencio abrumador inundó los pasillos, las paredes empezaron a cubrirse con una capa de hielo, se escuchaba el crujir de ello incluso cubriendo el suelo, Izuku quien apenas empezaba a conocer su poder apenas pudo murmurar.
— Madre... Aléjate!... Debe-... ¡!—
El momento ni siquiera le permitió advertir a su madre y los guardias, lo que pasaba era demasiado preciso, como si conocieran todo a su al rededor, hielo sólido se formó frente a todos, con puntas amenazantes a cada punto del cuerpo de su madre y sus guardias pero ninguno tocaba el cuerpo del pequeño de ojos esmeralda.
— Que-... Que significa todo esto... por favor! MAMÁ! No te muevas!— Izuku temblaba por el pánico, no sabía de que forma ayudar.
Inko se movió, sin importar las heridas que las esquirlas de hielo le hacían debía proteger a su hijo, pero éstas solo aumentaban su cantidad y por ende la sangre que recorría de su cuerpo manchaba su ropa y eso agobiaba mas a Izuku.
— Izuku hijo, huye por favor! —
La reina ya no podía moverse ni un milímetro, cuando frente a todos un sujeto de capa negra como la noche acabo en un instante con los dos guardias y tomaba en sus brazos el cuerpo de su Izuku que un momento antes lo hizo quedar inconsciente, solo observo con impotencia como su amado niño se desvanecía, rodando por sus mejillas las lagrimas de la desesperación que recien habia dejado salir.
— Como puedes hacer eso con alguien inocente!? —
Gritó Inko con fuerza.
— Solo hemos venido por lo que siempre debió ser nuestro... Protegerlo para siempre era tan estúpido como ustedes —
La figura desapareció junto a su hijo, e Inko cayó al suelo dando un fuerte grito de desesperación pues ya el guelo se habia disuelto, arrebataron de sus brazos a su único hijo y no sabía quién era.
Lejos del reino de los Toshinori, en lo más alto de las montañas nevadas y profundas del norte del país estaba el castillo más desolado y a simple vista como si estuviese abandonado, una figura conocida contemplaba el pequeño cuerpo de Izuku recostado en un cojín enorme, cubierto por cobijas con felpa pues veía como las mejillas con pecas estaban enrojecidas ya que se encontraba en un clima completamente diferente a su cálido hogar.
— Las cosas no podían ser de otra manera Zuzu... Serás muy útil para para que pueda terminar con el desgraciado de mi padre...—
El inicio de los momentos más asfixiantes de su joven vida apenas iba a empezar.
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Sálvame
FantasyUn reino que es bendecido cada 100 años por la deidad One for all, con un omega imperial el regalo del cielo que posee poderes sobre naturales, pero que desde que tiene memoria nunca ha conocido a alguien se su reino además de sus padres, un sueño p...