Consecuencia y despedida

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El subconsciente de ambos se reconoció como uno, sin saber nada acerca de quella sensación en lo profundo de su pecho qué solo se reducia a proteger y anidar con su omega.

— Izuku...—

Murmuró con voz ronca el rubio, abriendo los ojos a una nueva mañana para despertar al pecoso como todos los días, luego de varios de tratamiento para suprimir el embarazo psicológico que había provocado la marca temporal, ese día era el último para acabar de una vez con aquella situación.

—... Al... Mi alfa...—

Murmuró suave abriendo los ojos lentamente al escuchar al rubio, hablaba únicamente por mero instinto pues a pesar  de haber recuperado el brillo en su mirada siempre parecía absorto a su alrededor, sus manos qué no se apartaban por mayor tiempo de su vientre para dar caricias volvía siempre la situación un poco más difícil. 

La reina Inko había recuperado su salud y estaba enterada de lo sucedido pues en las últimas tres ocasiones estuvo presente en la supresión del instinto materno y había hablado con Mitsuki y con Katsuki sobre la última sesión que harían y los inconvenientes que traería consigo si el resultado era opuesto a lo esperado.

Como cada día, Katsuki despertaba con los deseos de que aquel tratamiento funcionara para bienestar del pequeño príncipe, pero no había mucha esperanza pues la forma en la que Izuku se expresaba era la misma y ni siquiera reconocía al rubio, únicamente respondia.

— Tranquilo... aquí estoy, te daré de desayunar, luego iremos al manantial...—

Izuku mostraba una sonrisa al escuchar a su alfa y acariciaba su vientre suavemente. Esa mañana tomaron el desayuno y como todos los días Katsuki lo tomó en brazos y se dirigió a una parte interna del castillo, donde se tenía un manantial para meditaciones, al llegar ambos se adentraron en el agua mientras veían llegar a Inko y Mitsuki. 

— Katsuki... Sosten a Zuzu con fuerzas, el psique se afectará tanto que puede haber sangrado como si  fuera un aborto real...—

La madre del pecoso habló de forma seria extendiendo sus manos para poder iniciar.

— Lo siento mi niño... Esta vez dolerá mucho...—

Con las manos extendidas Inko empezó a utilizar sus poderes luego de sumergirlas en el agua, el líquido empezó a brillar en color dorado.

El dolor empezó. 

— AAAAAHHHHH NO!...—

Izuku empezó a gritar con fuerza, su vientre dolía mucho más qué antes, era demasiado fuerte que empezó a moverse con desesperación, con lágrimas empezando a brotar de sus jades.

— No me lo quites!!! AH DUELE!!!—

Los movimientos desesperados lo hacían clavar sus uñas en los brazos del alfa, suplicando que no le quitaran aquello que su psique tanto daño le había hecho.

— Es mío!!! MI  CACHORRO!!!! AYUDA!!... PORQUE MI ALFA ME ESTA QUITANDO A MI CACHORRO?!! —

Los gritos del pecoso apuñalaban el corazón de Katsuki quien sólo permanecia en silencio y sosteniéndolo con fuerza para que no se hiciera daño.

De repente, los gritos empezaron a cesar y eso alarmó pues pudo notar como el agua poco a poco se teñia de sangre, no había ningún feto, pero la sangre abundante que salia de la entrada de Izuku era para estar alerta, su propio cuerpo creo la condición física de un aborto, el color de las mejillas del pecoso se iba perdiendo al igual que su consciencia.

— Katsuki...—

Dijo la reina Inko mientras sollozaba viendo a su hijo. 

— Borraré su memoria,  no lo sueltes por favor... Por mas que lo intenté no funcionó...—

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