- No puedo creer que me haya dejado intimidar por el imbécil ese.
Por si ya no estaba lo suficientemente arrepentida de haber ido a aquella fiesta, las cosas desde mi encuentro con el tío ese fueron a peor. Una chica con par de copas de más me vació un vaso de ponche de frutas en el vestido al tropezarse conmigo y un listillo que presenció aquella escena hizo un comentario respecto a la mezcla de fruta y alcohol que cargaba encima. Mi estado anímico decayó de tal manera que la pura inercia hizo que llegara a la habitación de la residencia, me duchara y me hiciera una con la cama. Al otro día desperté con tal mala hostia que le propiné unos buenos puñetazos al colchón. Después de mi sesión mañanera de boxeo salí a caminar para intentar tomar el aire y reflexionar sobre lo mierda que había resultado la pasada noche.
Al parecer los numeritos en público son mi don oculto.
Genial.
- Seguro estaba cañón - los comentarios de Helen al otro lado de la llamada dejaban mucho que desear para alguien a quien llamas con claras intenciones de desahogarte.
- No lo sé - el recuerdo de aquellos ojos azules me hace menear la cabeza de un lado a otro - no me fijé.
- Ya - la escucho reír bajito - Claro.
- Helen, esto es serio joder.
- Avi...
- Si ese tío está en mi misma clase no voy a poder evitar-
- Avi, respira.
Tenía que calmarme. No podía permitir que las malas experiencias de una noche arruinasen mi debut de universitaria desde el primer día. Mi casi inexistente autoestima no me lo permite.
- Con ignorarlo cada vez que lo veas es suficiente - me encantaba cuando a Helly se le ocurrían esa clase de ideas lúcidas - Si estaba en la fiesta de bienvenida no podemos descartar que esté en tu curso y lo que es peor, en tu clase también.
De solo pensar en ello me exasperaba.
- Mi consejo para ti es que pases de él.
- Tienes razón, a partir de hoy será el antagonista de mi nueva vida y la única posible razón por la que las cosas me puedan ir mal.
- Creo que estás exagerando un poco, Avi.
- Es más fácil centrar todas mis malas vibras en una sola persona y considerarla así mi enemigo mortal.
- Deberías dejar de ver tanto Anime - suspiró dándome por incorregible - es malo para tu salud y bienestar social.
- Respecto a eso, ya hice una amiga.
Punto a mi favor.
En la caminata mientras hablaba al teléfono había dado a parar a un sitio que no tenía ni remota idea de a qué parte del campus pertenecía, de hecho me había ensimismado tanto en la conversación con Helen que no tenía noción tan siquiera de si seguía dentro del campus.
- Esto... Helly. Creo que me perdí, te llamo luego.
- Eres increíble - suspiró nuevamente.
El sitio a donde había dado a parar era bonito por decir poco. Era una especie de fuente con una estatua de una mujer semidesnuda inspirada en las esculturas de la Grecia antigua, rodeada de vegetación a un lado de un sendero de grava.
El sonido del agua cayendo tenuemente, la brisa ligera y el olor que desprendía las plantas. Todo era perfecto, exceptuando el hecho de que estaba perdida, claro está.
Camine por unos minutos por el sendero de grava en la misma dirección por la que había venido. No tardó más de cinco minutos hasta haber encontrado al que con suerte sabría en qué dirección quedaba la residencia. Un chico de cabello rubio estaba leyendo en uno de los bancos al costado del sendero.
- Perdona...
- Eres la chica que hace unos minutos pasó por aquí quejándose de un imbécil - el chico cerró su libro y centró su atención en mí, sonriendo con un aire divertido - ¿ En qué puedo ayudarte ?
El chico era guapo, jodidamente guapo mejor dicho. Atractivo de una manera peculiar. No pude evitar mirar por unos instantes el libro que reposaba cerrado sobre su regazo.
- Creo que me perdí, podrías...
El libro es de poesía.
Es raro encontrar a alguien de su edad que le guste la poesía en estos días.
- Si sigues por el sendero...
Las vibras que desprendía eran totalmente opuestas a las del idiota de la pasada noche.
- Gracias - le sonreí.
- De nada - me devolvió la sonrisa.
Cuando estaba a punto de marcharme hacia la dirección que me había señalado, me preguntó:
- ¿ Cómo te llamas ?
- Ava Jones - lo mire un tanto sorprendida - ¿ Y tu ?
- Un gusto Ava Jones, soy Rayne - me dedicó una última sonrisa antes de volver a tomar el libro entre sus manos.
Vaya, conocí a alguien agradable para variar.
Otro punto a mi favor.
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Ashen
RomanceEsta, estimado lector, es una historia que cuenta el destino de dos almas con tonalidades distintas, una brillante y hermosa, otra oscura y opaca. De la cual un simple aroma a esencia floral hará que sus destinos se entrelacen sutilmente hacien...