Capítulo_14

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¿ Sabéis eso que dicen que la presa cuando se siente acorralada puede volverse contra el depredador ? ¿ No ? Pues es un hecho.

- Avi, respira - Lucy intenta calmarme.

- Y una mierda.

- Ava... - Rayne me toma por ambos hombros - si pierdes los estribos caerás en su juego y eso es precisamente lo que él quiere.

- ¿ Estribos ? - me mofé - Soy un puto caballo salvaje. No tengo estribos ni tampoco paciencia.

Me solté del agarre de Rayne y salí del salón hiperventilando.

El truco está en pararse frente a él, cantarle las cuarenta e irme por la puerta grande como toda una vencedora. Sin darle tiempo a abrir la boca tan siquiera, pues he de reconocer que para mi desgracia tiene el don de sacarme de mis casillas y si quiero salir victoriosa de esta contienda en la que está en juego mi autoestima y amor propio por los siguientes días, no puedo dejar que eso suceda.

Conforme caminaba por los pasillos del campus y me dirigía a la biblioteca mi mala leche aumentaba gradualmente.

- No quiero que andes metiendo tus narices ñiñiñiñiñiñi...

¡ Gilipollas !

Entré a la biblioteca mirando hacia todas partes en busca del susodicho hecha una furia mientras pensaba con qué improperio iniciar la conversación. No tardé en encontrármelo sentado con un viejo tomo de " La divina comedia " entre sus pálidas manos. Me detuve en frente de Ashen y me crucé de brazos a la espera de su reacción puesto que él me había dicho que no me quería cerca y en contra de sus palabras me había presentado con toda intención de llevarle la contraria.

- ¿ Y bien ? - le lancé una mirada de pocos amigos - Vine y no pudiste hacer nada al respecto.

Me ignoró abiertamente.

Cuenta hasta mil.

- Se que me estás oyendo, imbécil.

Entonces alzó la mirada del libro y la clavó como una daga envenenada en mí. Se llevó un dedo a los labios y posteriormente señaló el cartel de " Guardar silencio en la Biblioteca "

Genial.

Te está mandando a callar uuuuuuuuh...

Cállate conciencia.

- Mira idiota... me importa una mierd-

- ¡ Shhhhhhhhhhh ! - una señora que supuse era la encargada de la biblioteca y con evidente cara de reproche me manda a callar también.

Fantástico.

Me disculpé con la señora y cuando esta se dispuso a marcharse negando con la cabeza, acción que yo interpreté como la clásica frase de " esta juventud de hoy en día " le di nuevamente la cara a mi némesis.

Ashen disimulaba una sonrisa por detrás del libro.

- Veo que te hacen gracia mis desgracias - lancé el primer improperio cuidando de mantenerme lo más silenciosa posible.

- No negaré que me divierten en cierta medida - musitó, con la mirada fija en las páginas de Dante Alighieri.

- Dos cositas - coloqué ambas manos sobre la mesa - La primera es que quiero saber que problema tienes conmigo en particular...

- Sigu-

- Y no me vengas con la mierda de que el mundo no gira a mi alrededor - lo interrumpí sabiendo que iba a emplear esa táctica como contraataque.

- Y segundo... quiero que me alcances el tomo que pusiste encima de la estantería - continué.

- Súbete a una silla.

- Tú eres imbécil.

Claramente lo era, su actitud arrogante y antipática me ponía de los nervios.

- ¿ Debería ofenderme ?

- De eso se trata - añadí.

- Te dije que no vinieras a la biblioteca - esta vez cerró el libro y fue él quien lanzó una mirada de desprecio que me hizo relajar mi expresión y ponerme a la defensiva.

Se viene el contraataque.

RETIRADA.

- ¿ Y por qué debería de hacerte caso ? - mi voz tembló un poco - No eres nadie para decirme lo que debo y no debo hacer.

Bien dicho.

Su expresión neutra se tornó en una sonrisa torcida.

- ¿ Qué ? - musité.

- No te conviene llevarme la contraria, niñata - reposó su rostro en la palma de su mano.

- Me tienes hasta los cojones con lo de niñata - vociferé sin importarme si estaba o no en la biblioteca - ¿ tus padres no te enseñaron las reglas básicas de educación ?

Se puso de pie haciendo caer la silla a sus espaldas, el ruido sordo de la madera contra el suelo resonó en el silencio. Su mirada azul se tornó fría y agresiva.

- Pírate de aquí - su tono de voz se escuchó grave y había perdido todo rastro de la calma que lo caracterizaba.

- ¿ Te molestó que mensionara a tus padres ? - dije intentando traer algo de paz al ambiente notablemente tenso.

Aquella esbelta figura de pálida tez y ojos de un azul profundo me encaró a escasos centímetros uno del otro. La cercanía me hizo notar lo acelerada que se encontraba su respiración.

- Lo siento... yo-

- Pírate, Ava.

Mierda. Mierda....

Como si de un acto reflejo se tratase, di la espalda y me marché.

Resulta ser que al final la idiota soy yo.












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