| R | CHAPTER 2: Castigo.

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Mis mejillas ardieron con intensidad cuando por voluntad propia deslicé la larga tela de felpa que cubría mis piernas hasta el suelo, no era necesaria una orden suya.

Matt acarició mi espalda dándome un pequeño empujón sobre la encimera, acción que hizo reposar mi cuerpo sobre la mesa de mármol. La fricción del cinturón deslizándose por la tela de su oscuro pantalón me hizo temblar con una felicidad desconocida.

—Bragas con dibujos de perseas americanas, muy maduro de vuestra parte Amelia. —se burló ofreciendo una leve palmada en mi trasero antes de quitarme la tela de su campo favorito de castigos.

—Os gustan mucho. —murmuré.

Había memorizado algunos de los diálogos de Rhaenyra cuando leí el borrador inicial del guión, me gustaba imaginar el tono de su voz y lo enamorada que estaba de su tío.

El cinturon de cuero carmesí impactó uno de mis glúteos con tanta fuerza que me produjo un leve temblor en las rodillas.

—Diez...—mi tío empezó la cuenta regresiva. Mis párpados colapsaron por unos segundos, sentí la presión de mi mejilla izquierda contra la encimera caliente.

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〈Si queréis ser restaurado como heredero, tendrás que matarme〉

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—Nueve...—cada azote hacía rebotar mis glúteos contra su entrepierna. A pesar del terrorífico frío, mi piel empezaba a emitir calor.

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〈¿Creéis que el reino alguna vez me aceptará como su reina?〉

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Los siguientes golpes colisionaron con fuerza contra mi trasero, era rojo...Una especie de pasión, dolor y miedo. El rojo teñía el matiz oscuro de mis ojos cerrados cómo una acuarela sangrienta esparcida sobre un lienzo dolorosamente seco.

—Tres...

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〈Cuando sea Reina, crearé un nuevo orden〉

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—Dos...

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〈Lo único que podría derrumbar a la Casa del Dragón era la casa misma〉

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—Uno...—El último golpe fue un beso, sus labios recorrieron la piel de mi glúteo con devoción. Entendí que Matt era de los hombres que amaban a las mujeres con cicatrices, mismas qué eran de su autoría.

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〈Siempre hemos estado destinados a arder juntos〉

─── ⋆⋅✴⋅⋆ ──

Sidney era cuatro años menor que yo, cumplió dieciséis la primavera pasada. Cómo mi única media hermana más querida le dedicaba horas de mi tiempo.

—¿Qué diferencia el agua del envase plástico al de metal? El sabor de la puta agua es el mismo solo que en distinto recipiente. —gruñó ofendida cuando salimos de la residencia, odiaba gastar cómo las personas con dinero pese a poseerlo.

—Que la perra agua es más barata en un Walmart con cualquier recipiente que en éste hotel siete estrellas. —respondí agotada de sus berrinches.

Ella sonrió provocando diminutas arrugas alrededor de sus bellos ojos azules, sostenía la botella con agua entre su boca mientras se recogía el cabello rojizo con ambas manos delgadas. Se parecía a su madre, cómo mis otros medio hermanos los cuales eran tres años mayor a ella.

—Papá no me quiere en la historia, dice que la actriz que busca debe parecer retraída y que no lo sé fingir con naturalidad. —comentó con su dulce voz cuando nos sentamos a la orilla del gran lago Serpentine.

El suelo estaba cubierto con hojas de colores cobrizos, la temperatura era cálida y amigable. Era un hermoso otoño. La producción se había preparado en un año.

—Quizá desea un mejor inicio en la actuación para ti, no sé muchas cosas sobre Helaena Targaryen pero soís mucho más atractiva. —le ofrecí una dona glaseada con chocolate blanco y chispas de chocolate dorado en forma de estrellas.

—No es cierto Milly, él te ama más a ti. Por eso os dió el rol protagónico. —Sid le dió la primera mordida a la dona y sus ojos destellaron al impactar con el alba del radiante sol.

𝘦𝘶𝘱𝘩𝘰𝘳𝘪𝘢  ──𝘔𝘢𝘵𝘵 𝘚𝘮𝘪𝘵𝘩 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora