| R | CHAPTER 5: Golden Hour

70 12 0
                                    



Estaba sumergida en una benevolente tristeza azul, amarga y poco pasajera cuando le conocí. Él es importante para mí, pero aún no llegamos a esa parte de la historia.

Mis párpados agotados se cerraron con voluntad propia cuando estaba en la bañera. Desperté con gran parte del agua invadiendo mi sistema respiratorio y vomité lo que parecía ser un diminuto charco líquido transparente qué se mezclaba con el suelo de cerámica plateada.

Un romántico ronroneo captó mi atención en la entrada de la habitación, mi hermoso felino Syrax interrumpió mi prematuro ahogamiento. Sonreí al verle y dejé reposar la desnudez de mi cuerpo a un lado de la tina. El pelaje de mi gato era dorado, un rubio hermoso y salvaje.

«Su única heredera» Aquellas palabras me habían destrozado, jamás le creí posible y hoy era una realidad. Lassalle quería dejarme todo, no solo su dinero o innumerables propiedades sino también sus futuros proyectos secretos, piezas musicales inéditas de su autoría que costaban más de lo que está vida podría pagar.

—¿Es cierto? —Matt secó con suavidad la piel de mis brazos con una toalla suave y de color carmesí.

—Lassalle sabía que debía heredar su lugar...No creí que se trataría de mi. —respondí exprimiendo mi corto cabello castaño contra la tela blanca de una segunda toalla.

«Viserys le heredó el trono de hierro a su hija mayor y eso la destruyó, le arrebató a las personas que amaba y su medio hermano le quitó la vida. Su dragón lo hizo».

—Me alegra que seáis vos, no soportaría ver a sus sucios bastardos regocijarse en el dinero de mi hermano. —comentó, la expresión de su rostro cambió. Parecía enojado cómo si él hubiese conservado la esperanza de heredar el poder de Lassalle en la industria—. ¿No opináis igual?

—¿Esperabas ser vos? Querías ser su heredero. —mis palabras se cortaron con la última palabra.

—Es lo que todos esperaban. —su respuesta congeló la sangre qué hervía el recorrido de mis venas hasta el corazón, tanto que mi piel logró erizarse y mi rostro palideció.



─── ⋆⋅✴⋅⋆ ──


—Es un reloj. —Lassalle acarició la piel de la palma de mi mano ofreciendo pequeños círculos cuando terminó de ajustar el broche unido a la correa de cinturón que ahora rodeaba mi muñeca.

Era más que un reloj, no poseía números indicativos, manecillas plateadas que informaban sobre los minutos y segundos. Nada eso, parecía un reloj de arena entrelazado con un líquido aceitoso de color rojo, un tono tan claro cómo una acuarela y tan espeso cómo la sangre. La arena dorada descendía en diminutas porciones hasta la parte inferior de la pantalla digital.

Lasalle me había regalado un reloj de arena, no solo contaba el tiempo.

—No es un reloj convencional. —observé con una sonrisa.

—Creo qué no merecéis nada convencional, es el único en el mundo. Lo diseñé para que solo sea usado por ti. —su voz añeja me abrazó con un cálido aliento a whiskey y cenizas.

En ocasiones me preguntaba por qué razón había separado mi vida de la suya, amaba vivir con él, viajar a su lado y tomar su mano en las alfombras de los festivales de cine. Luego recordaba que había leído el diario de mamá, sabía lo que él había hecho. Lo sabía bien y era nuestro secreto.

—Es hermoso, será la cosa que más aprecié en el mundo. —agradecí aferrando mi cuerpo al suyo, sosteniendo mis brazos alrededor de su cadera cómo si fuese a perderlo pronto.

Mi mirada se desvío hasta mi brazo izquierdo y observé con cuidado el reloj que cubría mi piel, no sabía que se convertiría en una costumbre insana mirar ese aparato cada cinco minutos porque cuando la arena conociera su desenlace entonces yo conocería el mío.

𝘦𝘶𝘱𝘩𝘰𝘳𝘪𝘢  ──𝘔𝘢𝘵𝘵 𝘚𝘮𝘪𝘵𝘩 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora