| R | CHAPTER 3: Adicta a la violencia.

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La sangre espesa recorría sus nudillos, viajando hasta la piel de sus antebrazos. La capa de sudor sobre su rostro opaca las lágrimas que estaban por asomarse. Por un momento mi medio hermano Ewan, parecía un reflejo de mi apariencia.

—Papá se enojará. —anuncié con la voz hecha un hilo, tenía miedo de él.

Mi medio hermano podía asustarme a veces, incluso cuando parecía indefenso. Sus pómulos y su gran nariz romana se habían enrojecido a causa de la intensa temperatura.

—No me importa, el maldito lo merecía. Insultó a mi hermano y a mí. —sus labios rosados brillaron con el reflejo de la luz.

—Kieran es un violador, un alcohólico y su afortunada carrera de actuación es gracias al nepotismo. —afirmé intentando cerrar la puerta de mi habitación, Ewan atascó uno de sus pies en la entrada y me impidió cerrarle.

—Por eso papá le condenó al ofrecerle a Aegon el usurpador. —murmuró mezclando su respiración con la mía.

—¿Eso significa qué asesinarías a vuestro improbable futuro sobrino? Ewan madura de una puta vez, ellos no son reales. Los putos dragones no son reales y Kieran solo es un imbécil porque lo lleva en la sangre no por aceptar un maldito antagónico. —le empujó el pecho intentando alejarlo de mí.

Tal acción de violencia solo responde con una acción de violencia. Ewan me toma de los brazos y arrastra mi cuerpo hasta golpearlo suavemente contra la pared del piso superior en el hotel.

—¿Sabéis cómo termina la historia? —preguntá rozando sus labios contra mi cuello desnudo y tiñendo gran parte de mi piel con la sangre en sus nudillos—. ¿Sabéis lo que sus hermanos le hacen a Rhaenyra? Quizá en el fondo Aemond le llama tantas veces puta solo porque la desea.

—Gritaré si continúas profanando mi cuerpo con tus asquerosas manos. —le escupo palabras hirientes provocando que el suavice su agarre.

La puerta de la habitación se abre por completo y Matt aparece vestido con una bata de baño y el cabello humedecido, toca su gruesa nariz antes de hablar.

—¿Algún puto problema? Sobrino. —sus ojos azules parecen inyectados de indetectables venas rojas alrededor de la esclerótica.

La mirada de Ewan viaja de mí a mi tío y luego otra vez a mí entendiendo la situación.

—No tío, solo me preparo para interpretar al joven príncipe dragón. Creí que un actor de método reconocería a otro. —soltó mis brazos y sus pasos abandonaron el corredor hasta bajar por las escaleras con poca paciencia para esperar el elevador.

Minutos después, Matt acarició mi espalda después de enjabonar esa parte, sus dedos se deslizaban por mi cintura y de vez en cuando me mojaba con la agua fría.

Observé las burbujas desaparecer una a una cuando él empezó a lubricar sus dedos con mi entrada. La tina de mármol era lo suficientemente grande para los dos y Matt solía bañarse casi todos los días con mi compañía para cepillar mi corto cabello y ofrecerme placer tanto cómo yo se lo ofrecía a él.

—Él estúpido cabrón os dejó marcas en las muñecas. —les besó cuando acomodé mis brazos alrededor de su cuello.

Mi espalda reposó en su pecho arqueando un poco la misma cada vez qué el daba pequeños y lentos toques alrededor de mis labios vaginales.

—Solo está ensayando para interpretar a Aemond, puede ser un poco pasional con este tipo de personajes. —emití un jadeo corto, mi vientre empezaba a arder y el calor de mi cuerpo saturó el agua de la bañera.

—No, solo es un niño mimado que hace todo lo que su puto mellizo le ordena. —su boca acarició mi oreja rápidamente. Introdujo su dedo anular por mi cavidad mientras su pulgar procedía a masajear el diminuto botón rosado superior en mi vagina, unas cuantas caricias sobre mi clítoris y podía ver las estrellas, eso era mejor que cualquier droga.

Quizá deseaba que Matt fuera mi marca personal de heroína.

𝘦𝘶𝘱𝘩𝘰𝘳𝘪𝘢  ──𝘔𝘢𝘵𝘵 𝘚𝘮𝘪𝘵𝘩 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora